Euskal Erbesteen Kultura – La Cultura de los Exilios Vascos

Biografías

Hamaika Bide parte en sus trabajos de unos planteamientos al margen de partidos políticos o de encasillamientos ideológicos. De esta manera aborda el estudio de exiliados y exiliadas de cualquier condición o posicionamiento político entendiendo que todos ellos han realizado una aportación valiosa a la cultura del pueblo vasco. Por lo tanto en esta sección se irán intergrando biografías de personalidades vascas sin más nexo entre sí que el haber compartido un destino común: el exilio.

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Fagoaga Larrache, Isidoro de

Fotografía de Isidoro de Fagoaga Larrache
(Bera, Nafarroa, 1893 – Donostia, Gipuzkoa, 1976)

Seudónimo: Tristán de Agramuntea.
Estudios: Música y canto.
Profesión preferente: Tenor, escritor.
Actividades culturales: Articulista y conferenciante.

Exilio: 1936-1964.
Lugares y fechas:
1 – Lapurdi: 1936-1951.
2 – Buenos Aires (Argentina): 1951-1964.

El conocido tenor internacional, escritor y periodista nace en Bera de Bidasoa, Nafarroa, el 4 de abril de 1893. Desde muy niño sintió la afición por la literatura y la música, así como claras inclinaciones religiosas que, si bien no le llevarían a profesar por un desgraciado accidente de infancia que desembocó en el incendio del caserío familiar, marcarían toda su biografía. A los quince años decide emigrar a Buenos Aires donde trabaja como empleado de una ferretería y empieza a frecuentar las representaciones de ópera; paralelamente, animado por su afición al canto, inicia estudios musicales con un tenor retirado. A los diecinueve tiene oportunidad de realizar una prueba ante el barítono Titta Ruffo y el tenor Florencio Constantino. Ambos le recomendarían ante varios maestros cantores de Milán con el fin de que prosiga allí su carrera musical. Con algunos ahorros marcha a Italia y logra una de las prestigiosas becas del Conservatorio de Parma; allí continúa su preparación musical con el maestro Silva. Sin embargo, dos años y medio después, la I Guerra Mundial le obliga a abandonar Parma y a retornar a Bera. Una vez en Navarra, animado por Ricardo Baroja, solicita una beca a la Diputación Foral la cual le es concedida. Marcha así a Madrid, con el fin de continuar sus estudios con el maestro Luis Iribarne. A los veintisiete años debuta Fagoaga en el Gran Teatro de Madrid con la Ópera Sansón y Dalila de Saint Saëns. Por esta misma época había empezado a estudiar a Wagner, compositor en el que se especializará posteriormente. Dos años después es contratado para realizar una gira por toda la Península con el maestro Arbós, interpretando precisamente dos obras del compositor alemán, Parsifal y Las Valkirias. Ya en 1920 estrena en Bilbao la Ópera Amaya de Guridi.

Es en 1923 cuando regresa a Italia y su éxito es fulminante. En 1925 debuta en la Scala de Milán, teatro en el cual permanecerá hasta 1936, dirigido allí por el maestro Toscanini. Fagoaga se encuentra en la cumbre de su carrera musical y es llamado a cantar Wagner en Alemania, por el propio hijo del compositor, en concreto en la localidad de Bayreuth, meca del wagnerismo. En esos años graba tambiñen numerosos discos recogiendo en ellos la obra de Wagner y Verdi. Progresivamente sus giras le llevan a recorrer numerosos escenarios de Europa y América. Pero de nuevo la guerra va a cambiar sin remedio el ritmo de su existencia.

A comienzos de la guerra civil Fagoaga se encuentra en Bera, convaleciente de una grave enfermedad, un paratifus. Este hecho le permitió librarse de ser detenido por la guardia civil. Una vez medianamente recuperado y gracias a la intervención de un ex diputado a Cortes, el carlista Gabino Martínez-Lópe-García, logró un salvoconducto que le permitió escapar a Francia. De nuevo de gira en Italia, en 1937, tras el bombardeo de Gernika, que en un primer momento fue considerado como obra del ejercito italiano, Isidoro de Fagoaga realiza unas duras declaraciones en contra de los fascistas lo que le supone diversos conflictos con las autoridades, sobre todo al no quererse retractar de lo afirmado. A continuación abandona dicho país. Apenas llega a Saint-Jean-de Luz, se inicia la II Guerra Mundial. En la mencionada localidad labortana había iniciado ya entonces sus trabajos de investigación en torno a los Garat, al tiempo que animaba una destacada tertulia cultural en su propio domicilio.

Con la invasión de Francia por los alemanes es internado en el campo de concentración de Gurs de donde será liberado por Manuel Irujo. Finalizada la guerra decide abandonar la música, pese a que todavía tiene facultades para seguir en el mundo de la canción; sin embargo, prefiere dedicarse a su otra gran afición: las letras. Autoexiliado como consecuencia de su rechazo del régimen franquista, se instala de nuevo en el País Vasco continental hasta 1951, viviendo en parte gracias al dinero que había podido ahorrar en sus años de triunfo musical, y volcándose en una importante actividad cultural y literaria. De este modo, en colaboración con Juan Thalamas Labandibar, pasa a ser director de la revista Gernika, sin duda la publicación más importante del pensamiento vasco del exilio, creada en 1945 por el conocido periodista Rafael de Picavea «Alcibar». Al mismo tiempo imparte numerosas conferencias en Europa y América y publica colaboraciones en distintos medios como pueden ser Eusko Deya y Eusko Jakintza. Edita también sus dos primeros libros, de contenido histórico, en la editorial bonaerense Ekin: Pedro Garat, el orfeo de Francia (1948) yDomingo Garat, el defensor del Biltzar (1951). El denominador común de todos estos trabajos será la defensa de su tierra y de sus gentes desde diversos aspectos de la cultura vasca, siempre bajo una perspectiva universalista y cristiana.

En 1951 Fagoaga marcha a Buenos Aires donde permanecerá catorce años. En la capital bonaerense seguirá editando la revista Gernika hasta 1953, fecha en la que desaparece como resultado de la falta de apoyo por parte de las instituciones políticas del exilio y la carencia de medios económicos para seguir adelante con la experiencia. Por estas fechas reinicia sus colaboraciones en distintos medios de comunicación de importancia internacional, sobre todo en La Prensa de Buenos Aires, donde escribirá hasta 1975, e Il Corriere della Sera, diario en el que ya había publicado diversos trabajos. De manera paralela sigue publicando diversos libros de carácter ensayístico, siempre relacionados con la cultura vasca: Retablo vasco. Huarte, Ravel, Paoli, Gayarre, Eslava (1959), Unamuno a orillas del Bidasoa y otros ensayos (1964).

Es en 1964 cuando el escritor decide volver al País Vasco. El retorno a la Península Ibérica se produce por la necesidad de ayuda que tiene su hermana Conchita, invidente de nacimiento. No obstante, con anterioridad había atravesado sin dificultad la frontera en diversas ocasiones con el fin de documentarse sobre varios temas. Fijada su residencia en Donostia, continuará su labor de colaboración en distintos medios de comunicación, entre otros en El Diario Vasco de San Sebastián, medio a través del cual alcanzará un importante eco. De esta manera, Fagoaga se convierte en uno de los referentes indiscutibles de la vida cultural del país, trabajando en contacto con personalidades como José de Arteche, Miguel Pelay Orozco, Jon Etxaide, Thalamas Labandibar, Fausto Arocena, Federico de Zavala, Antonio Labayen, Juan Garmendia entre otros. Se trata de un conjunto ideológicamente heterogéneo de intelectuales que pretendía impulsar la cultura del país dentro de los estrechos márgenes marcados por el franquismo. No obstante, poco a poco, Fagoaga empieza a distanciarse del mundo cultural. Sus últimos años se caracterizarían por la tranquilidad y el cariño con que es acogido por varias familias donostiarras. Sigue participando de la vida cultural de país pero de una manera más bien honorífica. En esta etapa, sus artículos pasan a ser, en general, reelaboraciones de escritos anteriores, al tiempo que publica varias recopilaciones de trabajos suyos como son Los poetas y el País Vasco (1969) y El teatro por dentro (1971). La muerte le sobreviene finalmente en Donostia, donde se había instalado definitivamente, en 1976, a los 83 años de edad, siendo enterrado en su localidad natal de Bera.

El pensamiento de Isidoro de Fagoaga se caracteriza por su claro componente humanístico, evidenciado en casi todas sus iniciativas. Así, por ejemplo, la revista Gernika aparecía bajo el elocuente subtítulo de Cahiers collectifs de culture humaniste. Para Fagoaga el humanismo constituye la base fundamental sobre la cual construir un futuro democrático para Euskal Herria y Europa. Al mismo tiempo, Fagoaga reivindica un nuevo nacionalismo vasco basado en los aspectos culturales, auténticos nexos de unión en opinión del escritor, y no en los raciales, un nacionalismo que supere la división generada por las banderías y siglas políticas. En este sentido es uno de los pioneros en reivindicar la superación de las justificaciones biológicas a la hora de defender los derechos históricos del País Vasco. Entre los aspectos básicos de dicha reivindicación se sitúa la defensa del euskara, idioma que siempre habló pero que no llegó a utilizar como medio de expresión escrita por las carencias que sentía en su conocimiento. Por otra parte, Fagoaga preconiza tempranamente las nuevas ideas universalistas que fermentan en la posguerra europea, dando lugar, por ejemplo, al ideal de unidad europea, defendido también por el autor navarro. En su opinión la acción política debe de supeditarse a la moral, compaginando el sentimiento y reivindicación de la propia identidad con la paulatina conciencia de un mundo más interrelacionado y cercano. De ahí la adopción y constante reiteración como divisa de los conocidos versos de Iparragirre, «eman da zabalzazu munduan frutua», los cuales resumen no solo la actividad del escritor sino también la de todo el colectivo que giraba en torno a la revista Gernika.

En lo que se refiere a la valoración de su obra literaria ésta es fundamentalmente periodística y todavía hoy se encuentra desperdigada en numerosas publicaciones, sin que se haya abordado la labor de recopilarla, a excepción de cuatro de sus seis libros publicados, fruto en buena medida de artículos anteriores. Hay que tener en cuenta que esta temprana afición por la literatura acompañó al autor a lo largo de toda su vida lo que le llevó a publicar en medios de comunicación y revistas de varios países y en distintos idiomas. Dentro del periodismo, Fagoaga fue un gran ensayista que supo conjugar la amenidad con la reivindicación y difusión de su propio ideario intelectual y político.

José Ramón Zabala

OBRA

Pedro Garat, el Orfeo de Francia. Editorial Vasca Ekin, Buenos Aires, 1948, 277 p.

Domingo Garat, el defensor del Biltzar. Editorial Vasca Ekin. Buenos Aires, 1951, 242 pp. Traducción al francés: Dominque Garat. Le défenseur du Biltzar. Inprimerie Darracq, Baiona, 1970-1972. Traducción al euskara: Domiku Garat. Biltzarraren defentzaille. Gero, Euskal Liburuak, Mensajero Argitaletxea, Bilbo, 1979.

-Retablo vasco: Huarte, Ravel, Paoli, Gayarre, Eslava. Editorial Itxaropena, Zarautz, 1959, 203 pp.

Unamuno a orillas del Bidasoa y otros ensayos. Auñamendi Argitaletxea, Donostia, 1964, 194 pp.

-Los poetas y el País Vasco. SGEP, Donostia, 1969, 184 pp.

El teatro por dentro. Editorial La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao, 1971, 271 pp.

BIBLIOGRAFÍA

-ARNOSI, Eduardo: «Isidoro Fagoaga», The Record Collector. A magazine for collectors of recorded vocal art, Ipswich Suffolk, pp.60-73.

-ETXAIDE, Jon: «Bi hitz itzultzailearen partez» en la traducción Domiku Garat. Biltzarraren defentzaille. Gero, Euskal Liburuak, Mensajero Argitaletxea, Bilbo, 1979, 9-13 pp.

-GOGORTZA, Asier: «Isidoro Fagoaga. Gernikako bonbek isilarazi zuten tenorea», Ttipi-ttapa, 276 zk., Bera, 2000ko apirila, 4-5 pp.

-MIKELARENA, Fernando: «Fagoaga Larrache, Isidoro», en GARCÍA-SANZ MARCOTEGUI, Ángel (coordinador): El exilio republicano navarro de 1939, Gobierno de Navarra, Pamplona, 2001, pp. 391-393.

-PELAY OROZCO, Miguel: «Isidoro Fagoaga y el amor al país». Todos los caminos son válidos. Editorial La Gran Enciclopedia Vasca. Bilbo, 1978, 79-92 pp.

-THALAMAS LABANDIBAR, Juan: «Isidoro Fagoaga Larrache. Una vida señera de artista y de escritor». Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, año XXXII, cuadernos 3º y 4º, Donostia, 1976, 343-413 pp.

-UGALDE, Martín de: «Isidoro de Fagoaga». Hablando con los vascos. Editorial Ariel, Barcelona, 1974, 146-178 pp.

-ZABALA, José Ramón: «Isidoro de Fagoaga. La soledad del humanista» en Sesenta años después. Euskal Erbestearen kultura, Tomo II, Edición de Xabier Apaolaza, José A. Ascunce e Iratxe Momoitio, Donostia, 2000, pp.91-114.

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