Euskal Erbesteen Kultura – La Cultura de los Exilios Vascos

Biografías

Hamaika Bide parte en sus trabajos de unos planteamientos al margen de partidos políticos o de encasillamientos ideológicos. De esta manera aborda el estudio de exiliados y exiliadas de cualquier condición o posicionamiento político entendiendo que todos ellos han realizado una aportación valiosa a la cultura del pueblo vasco. Por lo tanto en esta sección se irán intergrando biografías de personalidades vascas sin más nexo entre sí que el haber compartido un destino común: el exilio.

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Garate Arriola, Justo

Fotografía de Justo Garate Arriola
(Bergara, Gipuzkoa, 1900 – Mendoza, Argentina, 1994)

Pseudónimos:Archiatros, Curioso, Eneko, Eneko Michelena, Eneko Zulueta, Elorregui, Garratz, Jemand, Lelo (Elo), Manu…, Matxin, Norbait, Peru Arriola, Peruser, Perutxo, Reader, Somebody, Txeru, Txeru Arriola, Txomin, Txominenea, Urdiña, un dirigente.

Estudios: Medicina

Profesión preferente: Médico

Actividades culturales: ensayista, periodista

Exilio:

Lugares y fechas de exilio:

1 .- Francia: 1937

2 .- Argentina: 1937 – 1994

Justo Garate Arriola nació en Bergara el 5 de agosto de 1900. Su padre, Benito Garate, emigró a América, donde consiguió una cómoda situación como ganadero cerca de la localidad de Tandil (Argentina). A finales del S. XIX regresó al País Vasco para buscar mujer y formar una familia. En Elgoibar conoció a Benita Arriola, con la que se casó al poco tiempo. Bergara fue la primera localidad de residencia de la nueva familia Garate Arriola, que con el paso del tiempo estuvo formada por los cabeza de familia y siete hermanos, de los Justo fue el mayor.

Con un año de edad, Justo viaja a Argentina con sus padres, quienes establecen su residencia en Tandil. El padre retoma el negocio ganadero. Allí aprende el castellano con ritmo argentino y el euskera paterno. En esta tierra se concretan los primeros recuerdos. En 1906 la familia Garate regresa al País Vasco. La educación de los niños imponía el retorno. En el colegio de los Padres Dominicos de Bergara realiza el bachillerato con notable éxito. Desde niño destaca por su despierta inteligencia, por su personalidad inquisitiva y por su prodigiosa memoria.

Concluido el bachillerato, inicia la carrera universitaria. Tentado tanto por los estudios de Filosofía y Letras como por los de Medicina, se decide por estos últimos. En 1917 realiza el curso preparatorio en la universidad de Valladolid, iniciando ese mismo año la carrera de Medicina. Allí cursa los dos primeros años. En la universidad de Barcelona realiza los dos siguientes. En 1921 gana por concurso una plaza de alumno interno en el hospital de Basurto de Bilbao. Como Bilbao no contaba con una facultad de Medicina, tiene que continuar sus estudios como estudiante libre. Se examina en Santiago de Compostela del quinto curso y en Madrid del sexto y último curso. Justo Garate se licencia en Medicina el 25 de junio de 1923.

Durante estos años de estudios universitarios van calando en su espíritu las enseñanzas del nacionalismo vasco. Aunque siempre crítico con las posturas extremistas y con los espíritus intransigentes, fue un defensor decidido de la cultura vasca y de los derechos del Pueblo Vasco como país con personalidad propia. Fueron también años importantes desde la perspectiva de su propia personalidad. En febrero de 1920 falleció su madre debido a un cáncer de estómago. La pérdida de la madre fue un trance muy duro de superar. Sentía por ella un profundo amor y una honda admiración. Por esas mismas fechas, conoció a la que sería su esposa, su amiga y su compañera durante toda la vida: Itziar Arostegui. A la temprana edad de veinte años, Justo Garate ha formado su espíritu y ha consolidado sus ideales de vida: responsabilidad religiosa, amor patrio, fidelidad familiar y entrega profesional.

Con el título de licenciado de medicina (25 de junio de 1923), decide culminar sus estudios universitarios con la realización del doctorado, cuyos cursos realiza en Madrid. Acabados éstos, programa continuar sus estudios en el extranjero. Marcha a París, Estrasburgo y Friburgo, nuevamente a París para retornar a Bergara (septiembre de 1925) después de dos años de intensos estudios por importantes universidades europeas. Al poco tiempo vuelve a Berlín y a Heildeberg, donde se especializa en química fisiológica, anatomía patológica, etc. Defiende su tesis en Madrid en enero de 1927 con su trabajo Dos variantes de la reacción de Abderhalden.

En septiembre de 1928 se casa con Itziar Arostegui. Unos meses antes muere su padre de un derrame cerebral. Sin embargo, a pesar de tan sentida pérdida la vida sigue su curso. El matrimonio Garate establece el domicilio y la consulta en la Alameda Urquijo, nº 20. Sin embargo, la quietud desaparece con nuevos viajes. Francisco Belausteguigoitia tenía la idea de crear en Bilbao un Instituto del Cáncer. Le propuso a Justo Garate la posibilidad de acudir una vez más a Alemania a especializarse en patologías cancerígenas. Marcha durante tres meses a Munich, acompañado de su joven esposa. Desde 1933 trabaja como médico interno en el Hospital de Basurto.

Su labor cultural sigue una marcha paralela a su especialización médica. Sus espacios de investigación son la cultura vasca y la cultura médica. Son años de gran actividad ensayística. Publica en la mayoría de revistas del País Vasco, especialmente en Revista Clínica de Bilbao y en la Revista Internacional de Estudios Vascos. Su firma igualmente aparece en otro títulos como Anuario de Eusko Folklore, Tierra Vasca, Euzkadi, Yakintza, Gure Herria, Eusko Ikaskuntzaren, Deya, Euskal Esnalea, La Tarde, La Voz de Navarra, etc. Igualmente, en esta época, aparecen sus primeros libros: Guillermo Humboldt (Bilbao, 1933), Ensayos euskerianos (Bilbao, 1935), La época de Pablo Astarloa y Juan Antonio Moguer (Bilbao, 1936), etc. Justo Garate se nos presenta como una de las figuras más importantes de la cultura vasco. Justo Garate vive momentos clave en el nacimiento de la cultura y de ciencia vascas. Uno de los problemas que se plantean es la necesidad de una universidad vasca. Un grupo de médicos funda en 1936 la primera facultad de esta futura universidad. Se trata de la Facultad de Medicina. Justo Garate se hace cargo de la cátedra de Patología General.

La vida personal y profesional del médico vasco se hallaba en un momento óptimo. Era un médico respetado, con un éxito profesional respetable. Como profesor era querido y celebrado por sus alumnos. Como intelectual formaba parte del reducido grupo de sabios. Como persona vivía felizmente su nuevo estado civil. Justo Garate era un hombre triunfador, feliz como profesional y como persona. Sin embargo, esta apacible y prometedora situación se rompe en julio de 1936 con la sublevación militar. Aunque quiere mantenerse neutral, las circunstancias hacen que tenga que comprometerse con la realidad del momento. Fue nombrado médico militar y miembro del tribunal militar. Justo Garate tuvo plena convicción de la inevitable derrota de las fuerzas republicanas y vascas. Estas intuiciones toman carácter de certeza tras los bombardeos de Durango, Gernika, Bilbao, etc. Asume la decisión irrevocable de su marcha a tierras argentinas.

El 5 de mayo de 1937 parte de la familia Garate inicia el exilio. Marcharán a Bruselas en el trasatlántico español “Habana”. Justo quedaba en Bilbao como médico militar. A punto de caer Bilbao, es nombrado médico de la expedición de unos quinientos niños con destino a la Citadelle. Después de algunos problemas iniciales llegaron a su destino, el puerto de Burdeos. Concluida la misión de alojar a los niños en el lugar indicado, llega a mediados de julio a Bruselas, donde le esperaba el resto de la familia. Sus hermanos residentes en Argentina le mandan el dinero para el pasaje de la familia. Se embarcan en Rotterdam el 13 de noviembre de 1937 en un barco de carga, el Alcyone, llegando a Buenos Aires el 10 de diciembre. A finales de 1937, Justo Garate inicia la segunda etapa de su vida, la experiencia americana, fase existencial larga en años y plena en entregas. En Argentina, entre Tandil y Mendoza, trascurren casi sesenta años de trabajo con el que ganará un merecido renombre tanto en América como en Europa.

Consciente de que el exilio era algo definitivo, revalida su título de doctor para poder ejercer de médico en Argentina. El 18 de julio de 1938 aprueba el examen de convalidación. Justo Garate se integra plenamente en el mundo intelectual y médico de Argentina. Su prestigio profesional aumenta con el paso del tiempo. Colabora, como en España, en las revistas médicas especializadas del país. Sin embargo, en ningún momento abandona la preocupación por la historia y la cultura de su país de origen. Cientos de artículos salen de su pluma. Su firma se encuentra en publicaciones tan diversas como Eusko Deya, España Republicana, La tribuna de Tandil, Nueva Era, Eusko Jakintza, Gernika, Boletín del Instituto Americano de Estudios Vascos, El día medico, Príncipe de Viana, Boletín de la Real Sociedad Vancongada de Amigos del País, Eusko Gogoa, Munibe, Jakintza, Boletín de Estudios Germánicos de la Universidad Nacional de Cuyo, Fontes Linguae Vasconum, etc. Al mismo tiempo, durante su permanencia en Argentina, va aumentando su ya rica bibliografía con títulos de gran significado. En la editorial Ekin de Buenos Aires publica dos obras de gran resonancia en el ámbito de la cultura vasca: Viajeros extranjeros en Vasconia (1942) y Cultura biológica y arte de traducir (1943). Otros de sus títulos más conocidos son El viaje español de Guillermo Humboldt publicado en el Patronato Hispano-Argentino de Cultura en 1946 o bien El carlismo de los vascos (San Sebastián, 1980). A esta ingente labor hay que sumar sus traducciones preferentemente del alemán y del inglés. Si se analiza este ingente trabajo , se llega a una sencilla conclusión: Justo Garate, ahora en Argentina como antes en el País Vasco, desarrolla básicamente dos líneas de atención: la cultura médica y la cultura vasca.

La única actividad que Justo Garate no realizaba en Argentina era el magisterio universitario. Aunque tuvo ofertas de la Universidad de La Plata y de la Universidad de Rosario para integraren en sus plantillas académicas, no aceptó éstas por diversas razones. Sin embargo, no sucedió lo mismo, cuando se le invitó a formar parte del claustro de la nueva Universidad de Mendoza como profesor de Clínica Médica. La aceptación de la Cátedra en la Universidad de Mendoza supuso un cambio de residencia. Era el año 1954. La familia Garate abandona su casa de Tandil, donde habían vivido más de quince años. Este cambio no fue en problemático. Mendoza era una ciudad de amplias posibilidades y de alta calidad de vida. Justo Garate supo encontrar en Argentina, primero en Tandil y después en Mendoza, un ambiente propicio para el trabajo y un clima ideal para la vida. En compañía de su mujer y de sus hijos vivió años de plenitud y de dicha, realizando los mismos trabajos que había desempeñado en el País Vasco.

En 1959 realiza su primer viaje a Europa, visitando Suecia, Alemania, Francia, Austria, etc. Este viaje tuvo que ser una especie de reencuentro con su pasado. En 1961 realiza su segundo viaje europeo acompañado de veinticinco alumnos, en el que aprovechó para visitar en diversas ocasiones el país vasco-francés. Con la democracia se suceden los reconocimientos y títulos. En 1977 la Universidad de Lejona le nombra Profesor Honorario de la Facultad de Medicina; la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao le nombra Miembro de Honor; La Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, Socio Supernumerario; etc. En 1978 es nombrado Académico de Honor de Euskaltzaindia. En 1982 la Universidad de Lejona le nombra Doctor Honoris Causa. En 1987, la Sociedad de Estudios Vascos le concede el premio Manuel Lecuona. En 1991, el Rey Juan Carlos le concede la Gran Cruz de Caballero de la Orden de Isabel la Católica; etc.

Los años vuelan y con el paso del tiempo la salud del insigne intelectual se va deteriorando. Se llega así hasta el año 1994. La debilidad de Justo Garate era ya extrema. Por eso, su muerte el 2 de julio de ese año, acaecida en Mendoza, no pudo extrañar a nadie. Justo Garate tenía 93 años. Con Justo Garate desaparecía uno de los últimos humanistas y uno de los intelectuales más preclaros del exilio vasco.

Obra

Guillermo de Humboldt. Estudio de sus trabajos sobre Vasconia, Bilbao, Imprenta Provincial de Vizcaya, 1933.

Ensayos euskerianos I, Bilbao, Imprenta Mayli, 1935.

La época de Pablo Astarloa y Juan Antonio Moguel, Bilbao, Imprenta Provincial de Vizcaya, 1936.

Viajeros extranjeros en Vasconia, Buenos Aires, Editorial Ekin, 1942.

Cultura biológica y arte de traducir, Buenos Aires, Editorial Ekin, 1943.

Etiología y clínica de la colecistitis, Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1945.

Una epidemia weiliana, Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1945.

El viaje español de Guillermo de Humboldt (1799-1800) , Buenos Aires, Patronato Hispano-Argentino de Cultura, 1946.

La biliopatía rioplatense, Buenos Aires, Instituto Americano de Estudios Vascos, 1949.

El colegio de las Vizcaínas y Bergara en el siglo XVIII, Mendoza, Paura Hermanos, 1972.

El carlismo de los vascos, San Sebastián, Editorial Auñamendi, 1980.

El colegio de las Vizcaínas de México y el Real Seminario de Bergara (Colab. José Ignacio Tellechea Idígoras), Vitoria, Ediciones del Gobierno Vasco, 1992.

Un crítico en las quimbambas. Autobiografía y escritos, San Sebastián, J. A. Ascunce Editor, 1993.

Publica cientos de artículos en diversas revistas de América y España. Traduce del alemán y del inglés un número importante de títulos tanto de cultura médica como de temática relacionada con el País Vasco.

Bibliografía.

A.A.V.V.: Justo Garate San Sebastián, Eusko Ikaskuntza-Bergarako Udala, 2000.

AMEZAGA, Elías: Bibliografía General”, Justo Garate Arriola. Un crítico en las quimbambas. Autobiografía y escritos, San Sebastián, J.A. Ascunce Editor, 1993, pp. 291-314.

AMEZAGA, Elías: “El profesor Justo Garate”, Sesenta años después. Euskal erbestearen Kultura, T. II, San Sebastián, Editorial Saturran, 1999, pp. 125-142.

AMEZAGA, Elías: “Prólogo”, Justo Garate, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza-Bergarako Udala, 2000, pp. 29-48.

APAOLAZA, Xavier: “El horizonte de Justo Garate. Creyente liberal vasco” , Justo Garate, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza-Bergarako Udala, 2000, pp. 49-78.

ASCUNCE, José Ángel: “Justo Garate. Una vida, un camino”, Justo Garate. Un crítico en las quimbambas. Autobiografía y escritos, San Sebastián, J.A. Ascunce Editor, 1993, pp. 281-289.

ASCUNCE, José Ángel: “Justo Garate o el humanismo como razón de vida”, Justo Garate Arriola, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza, 2000, pp. 5-79.

ASCUNCE, J. A. – SAN MIGUEL, M. L.: “Estudio bibliográfico: Justo Garate”, Justo Garate, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza-Bergarako Udala, 2000, pp. 135-161.

BARRIOLA IRIGOYEN, Iñaki: “Justo Garate sendagilea”, Justo Garate, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza-Bergarako Udala, 2000, pp. 79-86.

CORREAS, Jaime: “Justo Garate: el espíritu polémico”, La inmigración española en Mendoza. Cuatro estudios monográficos, Mendoza, Consulado General de España, 1989, pp. 73-111.

De la GRANJA SAINZ, José Luis: “Justo Garate, nacionalista heterodoxo y republicano federal”, Justo Garate, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza-Bergarako Udala, 2000, pp. 199-208.

GARATE AROSTEGUI, Nere: “Como estalactitas”, Los hijos del exilio vasco: arraigo o desarraigo, San Sebastián, Editorial Saturraran, 2004, pp. 401-419.

KNORR, Henrike: “Justo Garate euskalari”, Justo Garate, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza-Bergarako Udala, 2000, pp. 87-95.

LARRAÑAGA, Jotxo y ARANES, José Ignacio: “Justo Garate: la mirada periodística de un ilustrado”, Justo Garate, Eusko Ikaskuntza-Bergarako Udala, 2000, pp. 97-115.

SAN MARTÍN, Juan: “Justo Garate, etnología lanetan”, Justo Garate, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza-Bergarako Udala, 2000, pp. 117-133.

SARRIONAINDIA, Begoña: “Pablo Astarloa a través del Dr. Gárate”, Bol. de R.S.B.A.P. , nº 53-2, San Sebastián, 1997, pp. 493-505.

SARRIONAINDIA, Begoña y SARRIONAINDIA, Magdalena: “Aproximación a la obra filológica del Dr. Justo Garate y Arriola”, Bol. de R.S.B.A.P. , nº 54-1, San Sebastián, 1998, pp. 115-126.

 

García de Guilarte, Cecilia

Fotografía de Cecilia García de Guilarte
(Tolosa, Gipuzkoa, 1915 – Tolosa, Gipuzkoa, 1989)

Seudónimo: Cecilia G. de Guilarte
Estudios:
Profesión preferente: Periodista y escritora
Actividades culturales: Periodista, escritora, profesora universitaria, etc.
Exilio:
Lugares y fechas del exilio:
Francia: febrero de 1939 – junio de 1940
México: 1940 – 1963

Cecilia García de Guilarte, -pronto redujo el apellido García a una inicial punteada G.-, nació en la localidad de Tolosa el 20 de diciembre de 1920. Sus padres, originarios de La Bureba, emigraron a Guipúzcoa, instalándose en Tolosa, donde nacieron sus cuatro hijos: Cecilia, Ricardo, Félix y Esther.

El padre de Cecilia, trabajador de la Papelera Española, era militante de la CNT. Preocupado por la política y llamado por la cultura, fue determinante en la vida y en la vocación de nuestra novelista. En unos momentos en que no eran nada proclives para el desarrollo cultural y profesional de la mujer, supo alentar en todo momento la vocación de escritora de su hija.

Cecilia cursó los Estudios Primarios en el colegio de las Hijas de Jesús de Tolosa. Ya en época muy temprana descubrió su vocación por la escritura. Desde siempre supo que quería ser escritora. Una revista de Barcelona publicó su primer escrito, cuando sólo tenía once años. Más tarde, siendo una adolescente, se convirtió en corresponsal de un periódico de la CNT madrileña. Allí mandaba de forma un tanto asidua sus primeras colaboraciones. Antes del estallido de la Guerra Civil ya había conquistado un cierto nombre en el mundo del periodismo. Sus entregas literarias y periodistas iban ganando cada vez más prestigio y su firma aparecía en más revistas y publicaciones: Bilbao, Canarias, Madrid, etc. Colaboró en el periódico En marcha de Canarias, donde publicó una serie de entregas sobre el tema «Breve historia de la lucha de clases en Italia». En 1935 fue contratada por Vicente Sánchez Ocaña como colaboradora para la revista madrileña Estampa. Siguiendo el consejo del director de Estampamodificó su primer apellido, reduciéndolo a su inicial mayúscula G. También en ese mismo tiempo probó suerte en el campo de la creación literaria. Con veinte años consiguió que le publicaran sus primeros escritos estrictamente literarios. Van a ser sus primeras novelas cortas: Locos y vencidos (Barcelona, 1935), Mujeres (Barcelona, 1935) y Rosa del rosal cortada (San Sebastián, 1936), Los claros ojos de Ignacio (San Sebastián, 1936).

El 18 de julio de 1936 estalló la Guerra Civil. La vida de Cecilia tuvo que tomar nuevos rumbos. Por circunstancias del momento histórico se convirtió en una de las primeras mujeres corresponsales de guerra. Tenía en ese momento veinte años. Su nuevo cargo periodístico la obligó a cubrir todo el frente norte de Euskadi. A esto le ayudó el cargo de su marido, Amós Ruiz Girón, con quien se había casado en Portugalete (Vizcaya) el 2 de mayo de 1937. Perito agrícola de profesión, había sido nombrado por el propio lehendakari Aguirre comandante del Batallón Disciplinario de Euskadi. Cecilia y Amós, zarandeados por el vendaval de la guerra, recorrieron el frente norte, el uno como militar y la otra como periodista: Bilbao, Santander, Gijón y Asturias. Pero para ese momento la suerte estaba echada. Para evitar malos mayores se tuvieron que exiliar a Francia, aunque ella regresara a España, vía Cataluña. En mayo de 1938 nació su primera hija, Marina. Permaneció en Cataluña hasta febrero de 1939. Poco antes de acabar la guerra pasó de forma definitiva a Francia, iniciando un largo exilio, lleno de penalidades pero también de conquistas y alegrías.

En Francia continúó su labor periodística. Colaboro, según sus propias palabras, en Le Soud-Ouest. Sin embargo, la situación en Francia cada vez era más difícil. Por eso, decidieron abandonar Europa y dirigirse a algún país americano. En junio de 1940 tomaban rumbo a México a bordo del Cuba, donde llegarían ese mismo año, dando inicio a su segunda etapa de exilio: el exilio americano que duraría hasta 1963.

Desde su misma llegada al país azteca, se le abrieron las puertas del periodismo. Sus colaboraciones empezaron a aparecer en diferentes revistas y periódicos. Primero fue en la revista Rumbo. En 1941 era ya redactora jefe y directora de la revista El hogar (1941-1949) como con posterioridad de la revista Mujer. Durante ese mismo tiempo, alternó su dedicación al periodismo con otros trabajos como el de guionista de programas radiofónicos, escritora tanto de novela como de teatro, etc. Esta frenética actividad cultural le ayudó en gran medida a integrarse en su nuevo país de residencia. Pero nunca olvidaría su origen vasco. Por eso, su nombre no sólo aparecía en publicaciones mexicanas sino también en otras diversas publicaciones de la comunidad vasca del exilio: Eusko Deya , Tierra Vasca, Boletín del Instituto Americano de Estudios Vascos, Gernika, etc.

Su vida transcurrió en diferentes lugares de México. Los diez primeros años los pasó en México D.F., donde nacerían sus otras dos hijas: Esther (1943) y Ana María (1947). Más tarde otras ciudades serían su lugar de residencia y trabajo: Michoacán, Caborca, Santa Ana, Hermosillo. Este cambio de geografía iba a ser fundamental en su actividad literaria. Si exceptuamos unas primeras novelas cortas, escritas por razones económicas, «para cambiarlas por pan», tal como nos dice la propia escritora, su siguiente producción se bifurca en temáticas de sus dos tierras: México, país de residencia, y el País Vasco, tierra de origen. Michoacán le iba a servir de escenario para su novela La soledad y sus ríos (Madrid, 1975). Durante su estancia en el Desierto de Altar inició la redacción de su obra Cualquiera que os dé muerte (Barcelona, 1969). El mundo indio es dramatizado en El camino y la cruz (Drama en tres actos) (San Sebastián, 2001), etc Por otro lado, en México escribió también o por lo menos inició la redacción de otras obras de temática vasca: Nació en España (México, 1944), título clave en la narrativa del exilio, Sor Juana Inés de la Cruz. Claro en la Selva (biografía) (Buenos Aires, 1958), Juana de Asbaje, la monja almirante (Bilbao, 1970), etc. Todos estos títulos avalan una importante y sólida labor creativa.

Otro trabajo de Cecilia G. de Guilarte en México fue el universitario. En 1950 se trasladó a Hermosillo, capital del estado de Sonora. En esta ciudad iba a llevar una intensa vida social y cultural. Tomó inmediatamente contacto con la vida universitaria. Le nombraron jefe del departamento de Extensión Universitaria y directora de la revista Universidad de Sonora. Allí impartió clases de Historia del Arte e Historia del Teatro. En la misma Universidad de Sonora conoció a otra insigne exiliada vasca: la musicóloga Emiliana de Zubeldia, quien, como ella, impartía clases en dicha universidad. Una sincera amistad unió a las dos mujeres desde el primer momento.

La actividad cultural de Cecilia G. De Guilarte en tierras mexicanas fue tan intensa como plural. Se dedicó al periodismo y a la creación literaria, alcanzando una importante bibliografía de títulos de gran renombre; escribió ensayo, destacando sus estudios biográficos sobre diferentes personalidades vascas como Sor Juana Inés de la Cruz, Juana de Asbaje o sobre figuras del mundo mexicano como la biografía de El Padre Hidalgo, libertador (biografía) (Universidad de Sonora, 1958); compuso y estrenó con gran éxito obras dramáticas como La trampa (México, 1958); asumió la dirección de diferentes revistas y publicaciones mexicanas; mantuvo una viva actividad radiofónica; fue profesora universitaria encargada de materias como la historia del arte e historia del teatro; etc. Es difícil encontrar en el mundo del exilio una persona con una vitalidad intelectual tan enorme y con una dedicación cultural tan sólida. Cecilia G. de Guilarte aparece en los anales de México como una de las figuras vascas más estregadas al mundo de la cultura.

En 1959, a causa de un grave accidente automovilístico que le postró durante muchos días en una situación crítica, tomó plena conciencia de la muerte, lo que le acrecentó aún más la nostalgia del país y la añoranza de la fe. Recuperó las creencias religiosas del pasado al mismo tiempo que soñaba con más fuerza con la idea del retorno. En 1964 regresó a Tolosa, donde vivirá hasta su muerte en 1989. Su adaptación a su tierra no fue sencilla ni la vida fue fácil. Euskadi no era la tierra ni la gente que ella dejó en 1937. El peso de la historia era muy fuerte. Tuvo que mantener, siempre con dignidad y con orgullo, el estigma del exilio. Sin embargo, desde su llegada al País Vasco vivía la añoranza por su otra tierra: México. Como una gran mayoría de exiliados vivió entre dos orillas, añorando la tierra ausente, ya que el país de acogida se les hizo tan suyo que no pudieron prescindir de él. Fue ésta la tragedia de un segundo exilio o desarraigo emocional, el exilio de la «tierra de exilio». Por otra parte, en México quedaba parte de su familia: su hija mayor Marina y su marido Amós, quien se negó a pisar suelo español mientras viviera Franco. Vivió con dolor la separación de parte de la familia y el distanciamiento de una tierra a la que llegó a querer con verdadera pasión. Por eso, su vuelta Euskadi tuvo desde un primer momento cierto sabor agridulce, mezcla de alegría y de tristes nostalgias.

En el País Vasco no olvidó ni marginó sus actividades de siempre. Colaboró en La voz de España, donde escribió, además de numerosos artículos, diversas crónicas, entre las que destacan dos de carácter autobiográfico y de fuerte peso nostálgico: una evocativa de la época del Madrid de preguerra «Los años de las verdes manzanas» y una segunda que trataba el camino del exilio desde Francia a México «Un barco cargado de…». Publicó en este mismo diario diversas entrevistas. Entre éstas, recordaba con verdadero cariño la que le hizo al Premio Nobel Miguel Í ngel Asturias, aunque fuera una entrevista que se publicara en el diario Novedades de México. Escribió nuevos ensayos; retocó sus novelas escritas en tierras mexicanas. Obtuvo con algunas de ellas importantes premios nacionales. Quedó finalista del Premio Planeta de 1968 con su obra Todas las vidas. En 1969 con Cualquiera que os dé muerte, texto modificado y corregido de Todas las vidas, consiguió el Premio Í guilas dotado con 250.000 Ptas. Cecilia siguió viviendo en y por la escritura. Con carácter póstumo aparecieron en la Editorial Saturrarán de San Sebastián en el año 2001 dos nuevos títulos: Trilogía dramática y Un barco cargado de…

Mantuvo igualmente un actividad cultural importante. Dio conferencias sobre temas varios. Tomó parte en mesas redondas y participó como miembro del jurado de diferentes premios literarios, entre los que puede destacarse el Premio Ciudad de Irún. En 1980 desaparece La voz de España. Fue un duro golpe para Cecilia. Dejaba de existir el diario donde habían aparecido la gran mayoría de las colaboraciones de su época de retorno. Dejó de escribir, pero continuó con su afición a la lectura. Seguía siendo una empedernida lectora. El tiempo pasaba, los años aumentaban y la fuerza física iba mermándose. Poco a poco la salud se le fue deteriorando. Pudo reponerse de situaciones muy delicados hasta que su corazón dejó de funcionar. Murió en Tolosa el 14 de julio de 1989. Como afirma Maravillas Villa en el trabajo introductorio a la obra Trilogía dramática con su muerte «desaparecía una mujer de acción y de corazón. Pero nos dejaba una importante obra literaria… y nos legaba una filosofía de vida: el amor como sentido y como razón de existencia».

Obra

Locos y vencidos, Barcelona, Edit. Urales, 1935 (novela corta).

Mujeres, Barcelona, Edit. Urales, 1935 (novela corta).

Rosa del rosal cortada, San Sebastián, la novela corta, 1936 (novela corta).

Camino del corazón, México, Edit. Delly, 1942 (novela corta)

El milagro de la vida, México, Edit. Delly, 1942 (novela corta).

Orgullo de casta, México, Edit. Delly, 1942 (novela corta).

Nació en España, México, Edit. Mijares, 1944 (novela)

La trampa, México, Edit. Costa Amic, 1958 (drama).

Sor Juana Inés de la Cruz. Claro en la selva (Biografía), Buenos Aires, Edit. Ekin, 1958 (ensayo biográfico).

El Padre Hidalgo, libertador. Biografía, Hermosillo, Edit. Universidad de Sonora, 1958 (ensayo biográfico).

Cualquiera que os dé muerte, Barcelona, Edit. Limosa, 1969 (novela).

Juana de Asbaje, la monja almirante, Bilbao, 1970.

La soledad y sus ríos, Madrid, Medit. Magisterio Español, 1975 (novela).

Trilogía dramática, San Sebastián, Edit. Saturrarán, 2001 (Dramas: El camino y la cruz, Contra el dragón y La trampa).

Un barco cargado de… San Sebastián, Editorial Saturrarán, 2001 (recopilación de cuentos y artículos).

La labor periodística de Cecilia G. de Guilarte supera los 500 artículos.

Bibliografía

ASCUNCE, José Ángel: «El teatro en el exilio vasco; fenómeno dramático y género literario», El exilio teatral republicano de 1939 (Ed. Manuel Aznar Soler), Barcelona, Gexel, 1999, pp.

ASCUNCE, José Ángel «Cecilia G. de Guilarte: deber y vocación de una escritora», Diario Vasco, San Sebastián, 4 de junio de 1991, p. 66.

AZNAR SOLER, Manuel: «El teatro del exilio de Cecilia G. de Guilarte», Sesenta años después/ Euskal erbestearen cultura (Eds. Xavier Apaolaza, J. A, Ascunce e Iratxe Momoitio), Vol. II, San Sebastián, Edit. Saturrarán, 2000, pp.183-204.

JATO, Mónica: «Cecilia G. de Guilarte: el discurso del sujeto femenino en el exilio»,

Españolas del siglo XX promotoras de la cultura (Eds. Mª José Jiménez Tomé Y Isabel Gallego Rodríguez), Málaga, Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2003, pp. 199-243.

VILLA, Maravillas: «Introducción», Cecilia de Guilarte: Trilogía dramática San Sebastián, Edit. Saturraran, 2001, pp. 13-63.

VILLA, Maravillas: «Introducción. Manzanas verdes y amargas», Cecilia de Guilarte:

Un barco cargado de … , San Sebastián, Edit. Saturrarán, 2001, pp. 11-31.

Goyanarte Resusta, Juan

Fotografía de Juan Goyanarte Resusta
(Arrasate-Mondragon, 1900 – Goyena, 1967)

Escritor, periodista, aventurero, editor, empresario, hacendado, la figura del guipuzcoano Juan Goyanarte es, sin duda, una de las más polifacéticas del exilio vasco. Nacido en Arrasate-Mondragón, el 10 de enero de 1900, fue el quinto hijo de un matrimonio muy desigual ya que el padre del futuro escritor llevaba a su esposa veinticuatro años; este dato explica en parte las desavenencias de Juan con respecto a su familia y explica muchas de las incognitas que encierra la biografía de Goyanarte. A los siete años fue ingresado en el College Superieur de Salies de Bearn, en Francia, donde permaneció ocho años. En 1916 le encontramos en la Academia Militar de Vitoria donde, según sus palabras, se incorporó “con bastante desgano”. En 1918, a los diecisiete años, marchó a Argentina donde desarrolló diferentes trabajos en el comercio del interior del país. Aprovechando su estancia en el estado latinoamericano realizó sus primeros viajes por Brasil y Paraguay. En 1920 retornó a la Península con objeto de cumplir el servicio militar, probablemente para no perder la nacionalidad, siendo destinado a Marruecos en cuya guerra tomó parte durante un año. En ese tiempo se produjó un hecho decisivo en su biografía: quedó huérfano y, como resultado de ello, recibió una importante herencia. Goyanarte abandonó entonces el ejército, volcándose en su vocación viajera y recorriendo el norte de Africa y Europa. En 1925 retornó a Argentina donde compró una hacienda en la localidad de Goyena. Poco a poco fue aumentando sus terrenos, amasando así una fortuna que luego le permitiría abordar el mundo empresarial. A finales de los años treinta Goyanarte recorrió de nuevo Europa y trabajó, al parecer, como corresponsal primero en la Guerra Civil española y, más tarde, en el frente ruso. Tras viajar por Asia, volvió a América donde recorrió la Patagonia y los Andes, escenarios de sus primeras novelas y cuentos.

Su primera novela fue La semilla que trae el viento (1940). Se trata de una obra caracterizada por su naturalismo, “un objetivismo extremo como estilo narrativo”, en palabras de José Ángel Ascunce, fuertemente influenciada por las gentes y los paisajes conocidos a lo largo de sus numerosos viajes. Le seguirán La semilla en la tierra (1942), La quemazón (1943), Campos de hierros (1951). En 1955 apareció Lago argentino, seguramente la más conocida de todas ellas y que fue traducida al francés, alemán e italiano. En total se conocen doce novelas de Juan Goyanarte, algunas de las cuales gozaron de numerosas ediciones. Esta labor fue ampliamente reconocida lo que posibilitó su integración en PEN Club y en la Asociación El Libro de Argentina.

En 1951 se incorporó al proyecto de Victoria Ocampo en la editorial Sur. La participación de Goyanarte en el mismo fue fundamentalmente como socio capitalista. No obstante, la experiencia tuvo su importancia ya que le animó a lanzar en 1956 su propio proyecto cultural: la Editorial Goyanarte. Características fundamentales de la nueva editorial fueron su talante abiertamente liberal, su interés sobre todo por la prosa y la preocupación en dar a conocer al público argentino las nuevas corrientes culturales y literarias internacionales. La editorial desarrolló su labor en dos facetas: la edición de un ambicioso catálogo de libros de actualidad en el que se aunaban las traducciones de obras de todo el mundo con libros hispanoamericanos, y la revista cultural Ficción que se publicó bajo la dirección del mondragonés desde 1956 a 1961.

Con formato de libro y bajo el lema de “libro-revista trimestral” (si bien la periodicidad variaría a lo largo de los años) el primero número de Ficción vio la luz en Buenos Aires con fecha de mayo-junio de 1956. Bajo la dirección del escritor vasco Juan Goyanarte la publicación apareció durante siete años. Ideológicamente, la revista se definía abiertamente como liberal, en opinión de diversos crí­ticos como más abierta y plural que Sur, revista que en cierto modo tomó como primer modelo Goyanarte. Dentro de este esquema, la revista mostró siempre un gran interés en denunciar la barbarie nazi, los campos de concentración, la represión de las ideas, la lucha de la resistencia. La estética de la publicación se mantuvo con muy escasas variaciones a lo largo de su existencia, un diseño caracterizado por la austeridad y la escasez de ilustraciones. A lo largo de todos sus números Ficción se organizó en torno a tres bloques. En el primero se recogían anuncios de distintas editoriales con sus novedades más destacas; editoriales como Losada, Fondo de Cultura Económica, Emecé o Sur utilizaron de manera habitual las páginas de la revista para dar a conocer las novedades de sus respectivos catálogos. En un segundo bloque se recogían artículos de diverso contenido, narraciones breves, comentarios críticos y, en ocasiones, entrevistas con escritores colaboradores de Ficción. En un tercer bloque figuraba una relación de las novedades recibidas en la redacción y breves comentarios crí­ticos sobre todo de libros pero también de discos y exposiciones de arte. Respecto a la tirada de la revista, ésta debí­a de rondar en sus comienzos los tres mil ejemplares que llegaron a ser cinco mil una vez que la misma se hubo asentado. Respecto a su distribución, la misma se dirigí­a de manera preferente a bibliotecas, centros universitarios y asociaciones culturales.

En lo que se refiere a sus colaboradores, estos componían una extensa nómina de escritores, mayoritaramente argentinos y, en menor medida, latinoamericanos. A modo de ejemplo podemos destacar nombres como Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Ezequiel Martí­nez Estrada, Carmen Gándara, Augusto Roa Bastos, Mirta Arlt, Manuel Mújica Lainez, Clarice Lispector, Adela Grandona, Aristóbulo Echegaray, Juan Carlos Ghiano, Gloria Alcorta, Enrique Anderson Imbert, Pablo Rojas Paz, Beatriz Guido. También colaboraron en Ficción algunos escritores españoles; entre los exiliados merece destacarse la presencia de Guillermo de Torre que fue constante en los primeros años de la revista. Otras figuras del exilio que escribieron en Ficción fueron María Teresa León y Francisco Ayala; también eran de origen español autores como Guillermo Orce-Remis, Guillermo de Castro, Ricardo Gullón. Respecto a la lí­nea editorial, la revista se centraba de manera preferente en promocionar el cuento latinoamericano, género al que dedicó incluso varios números monográficos. Sin duda la cumbre de esta reivindicación la supuso el número 24-24 de 1960 cuyo tí­tulo es de por sí­ explí­cito: “Panorama del cuento argentino contemporáneo: 30 cuentos”. Otros números monográficos se centraron en las Letras de Uruguay (nº5 de 1957 y nº11 de 1958) y “Letras de Brasil” (nº39 de 1962). El otro gran género desarrollado en la revista fue el ensayo en todas sus variedades: testimonios, crítica literaria, reflexiones filosóficas, apuntes literarios. En toda su historia Ficción mostró también un gran interés en mostrar la actualidad de las letras en diversos lugares del mundo.

Con el paso de los años estas caracterí­sticas aquí­ esbozadas no sufrieron grandes cambios. El más profundo se produjo como resultado del retiro de Goyanarte de las tareas de dirección de la revista, pasando ésta a manos del escritor Víctor Sáiz y del filósofo Rodolfo Seijas. La transformación se produjo con el número 43 de mayo-junio de 1963; en ese número la revista adopta el subtí­tulo de Revista de las Artes y las Letras, adapta a los tiempos su diseño, introduciendo la fotografía desde la misma portada, pero perdió mucho de su pluralismo, convirtiéndose sobre todo en un medio de promoción de sus nuevos redactores. El resultado es que Ficción apenas subsistió unos pocos números, cuatro, hasta febrero de 1964. Cabe señalar que en la actualidad el acceso a la colección completa de la revista en las bibliotecas peninsulares no es fácil si bien su venta en librerias de libro viejo es relativamente frecuente.

En lo que se refiere a la Editorial Goyanarte, ésta destacó por su interés hacia la realidad contemporánea internacional, hacia las nuevas tendencias literarias y el conocimiento de la situación polí­tica y social en distintos lugares del mundo. Se puede asegurar asimismo que en la base ideológica de la editorial existí­a una clara intencionalidad pedagógica reflejada en la organización de sus interesantes catálogos publicitarios y en sus propuestas de lectura que llevó a la publicación de un listado de una lectura ordenada de las obras de la editorial, “Orden correlativo que se recomienda en la lectura de las obras para dominar las corrientes novelísticas universales de último momento”. En el periodo dirigido por Goyanarte se publicaron alrededor de ciento veinte libros; posteriormente la editorial siguió trabajando hasta prácticamente finales de los años sesenta. Respecto a los libros editados podemos destacar obras como Misión para mi país de Reza Pahlavi, Se oyen las musas de Truman Capote, Los desnudos y los muertos de Norman Mailer, Week-end en Guatemala de Miguel Ángel Asturias, Judas de Lanza de Vasto, Se le soltaron los leones de Nicole, casi todas las novelas del escritor francés Guy de Cars, Luz de agosto de William Faulkner, El libro de mi madre de Albert Cohen, El hermoso verano y Allá en tu aldea de Cesare Pavese. Desde el punto de vista del exilio español hay que destacar el libro de María Teresa León Juego limpio, novela que narra sucesos de la guerra civil desde el punto de vista de una compañí­a de teatro y de un sacerdote que ha colgado los hábitos a resultas del conflicto.

En 1963 Juan Goyanarte decide retirarse. Tanto la revista como la editorial seguirán algún tiempo activas, en especial esta última, pero el escritor parece distanciarse de dichas actividades para centrarse en su finca de Goyena y en su pasión viajera. Sin embargo, no pudo disfrutar en exceso de todo ello ya que, apenas cuatro años más tarde, el 20 de enero de 1967, fallecí­a en Goyena donde reposan sus restos en la actualidad y donde una plaza lleva su nombre.

La figura de Juan Goyanarte destaca por sus intereses renovadores desde una óptica liberal y progresista. Centrado por completo en la realidad argentina, el escritor desarrolló una intensa actividad literaria y cultural cuyo objetivo final era dar a conocer en Argentina y Sudamérica las nuevas tendencias y corrientes literarias del momento así­ como abrir estos paises a otras realidades. Su novelística despertó un gran interés en aquellos años, interés que ha decaido con el paso de los años pero que sin embargo ha permitido a su autor ingresar de pleno derecho en la historia de las letras argentinas.

CREACIÓN

Narraciones:

-La semilla que trae el viento. Buenos Aires: Club del Libro, 1940.

-La semilla en la tierra. Buenos Aires: Club del Libro, 1942.

-La quemazón. Buenos Aires: Sur, 1943.

-Campos de hierros. Buenos Aires: Losada, 1951.

-Lunes de carnaval. Buenos Aires: Sur, 1952.

-Fin de semana. Buenos Aires: Goyanarte, 1953.

-Lago argentino. Buenos Aires: Emecé Editores, 1955. Quinta edición en Editorial Goyanarte, 1961. Traducción al francés: Les Hommes du Lac. Paris: Fasquele Éditeurs. Traducción al italiano: Lago Argentino. Roma: Gherardo Casini Editore. Traducción al alemán: Lago Argentino. Frankfurt-Main: Heinrich Scheffler Verlag.

-El ventisquero. Buenos Aires: Emecé Editores, 1956. En francés, Le Glacier. Paris: Revue de Deus Mondes.

-Tres mujeres. Publicada en tres partes en la revista Ficción. Buenos Aires: Editorial Goyanarte, 1956.

-Kilómetro 25. Buenos Aires: Goyanarte, 1959.

-Farsa. Buenos Aires: Goyanarte, 1961.

-Gestación. Buenos Aires: Goyanarte, 1967.

COLABORACIONES EN LA PRENSA ESCRITA

-”El corral de hielo”. Cuadernos Americanos, nº1, 1946: 265-290.

Es autor de numerosos trabajos y narraciones publicados en distintos medios de comunicación latinoamericanos, fundamentalmente en La Nación bonaerense. Estos trabajos no han sido recopilados hasta el momento.

ESTUDIOS SOBRE EL AUTOR

ANӍNIMO: “Juan Goyanarte”. El Libro, nº 213-215. Año XVII, enero-marzo de 1967: 6.

-ASCUNCE, José Ángel: “Pensamiento, creación literaria”. La cultura del exilio vasco I. Donostia: J.A. Ascunce editor, 1994 (230-234).

-HERMES VILLORDO, Oscar: “Kilómetro 25 por Juan Goyanarte”. Ficción, nº 24-25. junio-marzo de 1960.

-LA NACIÓN. “Juan Goyanarte”. La Nación, 21-I-1967.

-MATAMORO, Blas: “Ficción”. Ricardo Gullón (Director): Diccionario de la literatura española e hispanoamericana. A-M. Primer tomo. Madrid: Alianza Diccionarios, 1993: 546.

-PINTO, Juan: “Realismo y realidad en la obra de Juan Goyanarte”. Ficción, números 35-36-37. 1962.

-RODR͍GUEZ GANUZA, Javier. “Juan Goyanarte Editor”. http://bibliotraducciones.com/editoriales/argentinas/juan-goynarte-editor.php.

-ZABALA, José Ramón: “Ekin: una luz en el túnel (Las editoriales del exilio)”. La cultura del exilio vasco II. Donostia: J.A. Ascunce editor, 1994 (137-138).

.- “Juan Goyanarte, bide berriak kultura latinoamerikarrean”. El exilio: un debate para la historia y la cultura. Colección Actas. Donostia: Editorial Saturraran (2008).

.-”Juan Goyanarte (1900-1967). Un editor vasco-argentino”. Laprida (Argentina): Guregandik. revista del centro de estudios Arturo Campión, nº7, año 2011. Pp.13-28.

.-”Juan Goyanarte (1900-1967), idazle eta argaitaratzaile ahaztua”. Donostia: Jakin, nº 189, marzo-abril de 2012. Pp. 67-84.

Autor: José Ramón Zabala

Gurruchaga Ansola, Ildefonso

Fotografía de Ildefonso Gurruchaga Ansola
(Azpeitia, Gipuzkoa, 1902 – San Sebastián, 1974)

Pseudónimo: BATEK, Iñigo de Aratz, Iñigo de Uranga.

Estudios: Licenciado y doctor en derecho.

Profesión preferente: Abogado.

Actividades culturales: Historiador y ensayista.

Exilio: 1939- 1974.

Lugares y fecha de exilio: 1º -1939-1941 Francia (San Juan de Luz).

2º-1942-1953 Argentina (Buenos Aires).

3º-1959-1974 Francia (San Juan de Luz).

Ildefonso Gurruchaga nace en 1902 en el seno de una familia adinerada en Azpeitia. Entre 1912 y 1918 estudia el bachillerato en San Sebastián y continua sus estudios en la Universidad de Deusto donde cursa la especialidad de Derecho, carrera que ofrecía grandes y diferentes posibilidades laborales. En junio de 1925, a sus 23 años, obtiene el grado de Doctor en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid. Vuelve a Azpeitia en plena juventud como doctor en Derecho con un envidiable futuro.

El 25 de marzo de 1926 es nombrado concejal y 2º Teniente de Alcalde de dicha localidad. A partir de ese momento va a pertenecer a la comisión permanente de dicho municipio. Su actividad en el Ayuntamiento va a ser activa y muy positiva

Desde 1930, año en que se afilió al Partido Nacionalista Vasco, se distinguió por su activa participación política. Mantuvo contactos habituales con los altos cargos del partido y una excelente amistad con algunos de ellos, especialmente con José Antonio de Aguirre, amistad que durará hasta la muerte del lehendakari. La amistad y la confianza ganada a través de un trabajo serio y responsable hizo que durante la guerra fuera nombrado por Aguirre y Leizaola Fiscal General de Euskadi.

Durante los años de preguerra, Ildefonso se destacó por una importante actividad intelectual. Participó en el llamado renacimiento cultural vasco. Desde muy joven fue un gran aficionado a la historia. Su vocación y preparación le permitieron escribir importantes trabajos de la historia de nuestro país. Su firma aparece regularmente, aunque no con mucha frecuencia, en las principales revistas vascas de ese tiempo: Yakintza, R.I.E.V., Euskal-Eriaren Alde, Revista de Cultura Vasca, etc. Entre los títulos más señalados se encuentran “Las machinadas del año 1766 en Azpeitia (sus causas y su desarrollo)”, artículo sorprendentemente moderno e innovador en los estudios históricos de la época, “Notas sobre los Parientes Mayores. Treguas y composiciones de la casa de Loyola”, “La hidalguía y los fueros de Guipúzcoa”, etc. Participa de manera activa en las actividades programadas por la Sociedad de Estudios Vascos, Eusko Ikaskuntza. Tomó igualmente una postura activa en la recién creada institución Euzkaltzaleak, identificándose plenamente con la filosofía de dicha institución: “defender y difundir el euzkera, y mediante ella buscar el desarrollo de la cultura vasca de manera permanente y metódica. El escritor vasco asume una postura comprometida y activa a favor de la cultura y de la política vasca. Todos estos datos nos informan sobre la posición cultural de Ildelfonso. No sólo se sentía identificado con las tesis del Partido Nacionalista Vasco y con las metas programáticas del renacimiento cultural vasco, sino que tomó una parte activa en la medida de sus posibilidades y de su personal manera de trabajo.

El 18 de julio de 1936, con la sublevación de parte del ejército español, da comienzo la Guerra Civil. La posición de Ildefonso Gurruchaga fue clara desde un principio. Fue nombrado Presidente de la Comisaría de Guerra de Azpeitia. En octubre de ese mismo año Azpeitia era tomada por los requetés teniendo que abandonarla precipitadamente.

El prestigio adquirido como abogado y su calidad de hombre ecuánime le granjearon la confianza del Gobierno Vasco, que le nombró el 22 de octubre de 1936 Fiscal Superior de Euskadi. Tras la caída de Bilbao en junio de 1937 el País Vasco entra en la órbita de las tropas franquistas. Sin embargo, su trabajo como hombre de leyes siguió vivo en diferentes partes de la España republicana. Fue magistrado de la Audiencia Provincial de Ciudad Real, magistrado interino del Jurado de Urgencia Nº 2 de la Audiencia de Alicante y, más tarde, Presidente de dicha Audiencia. Parece que ejerció de Presidente del Tribunal de Urgencia Nº 2 de la Audiencia de Alicante hasta febrero de 1938.

En 1939 marchó a San Juan de Luz. Cuando llegó a Iparralde desde Cataluña se le encomendó la tarea de un estudio sobre Derecho Vasco. Leizaola le encomendó la preparación de la asignatura de Historia del País Vasco para impartir en el colegio de Ziburu. El lehendakari Aguirre le solicitó su colaboración para la empresa cultural de una revista, donde se pudiera dar a conocer la realidad cultural y social de Euskadi y Cataluña. El compromiso de Ildefonso Gurruchaga con todo el entramado cultural del exilio fue total. Pero los acontecimientos políticos que estaba viviendo Francia, le obligaron a optar por América como su nueva tierra de libertad y de entrega.

El 15 de enero de 1941 embarcó en el Alsina, un buque de pasajeros de bandera francesa que realizaba el viaje de Marsella a Buenos Aires. El viaje tenía una duración de unos quince días. Sin embargo, toda una serie de contratiempos hizo que no llegasen hasta el 12 de marzo de 1942. Tras quince meses de navegación y de largas escalas obligadas, tomaron tierra en el puerto de Buenos Aires.

Su mundo personal estaba formado por el variopinto espectro de la vida vasca del exilio. Se le podía encontrar en cualquier centro vasco de Buenos Aires: la redacción del Eusko Deya, del que en una época fue redactor y administrador. Tampoco era difícil verle por la redacción de Tierra Vasca, donde firmaba con el seudónimo de Iñaki de Uranga. El Laurak Bat era su segundo domicilio, socio desde su llegada a Buenos Aires.

Fue, entre otros cargos, miembro de la Comisión de Estudios Político-jurídicos del P.N.V., por deseo expreso del Euskadi Buru Batzar. Más tarde, ya en Iparralde, fue miembro del Euskadi Buru Batzar y Presidente del Sabindiar Batza. Sin embargo, al margen de partidos y de políticas, el cargo que más le satisfizo fue el de Primer Presidente definitivo del Euskaltzaleak en 1945, asociación creada en torno a la figura de Isaac Lopez-Mendizabal, grupo que defendía la lengua y la cultura como elementos identificadores de la nacionalidad vasca.

Fue miembro fundador del Instituto Americano de Estudios Vascos y colaborador asiduo del Boletín del Instituto Americano de Estudios Vascos, B.I.A.E.V. Fue muy importante la colaboración cultural que realizó Ildefonso en dicho boletín. Allí publicó un buen número de artículos de importante calado intelectual. Euzko Deya y Tierra Vasca fueron otras dos publicaciones donde la firma de Ildefonso Gurruchaga aparecía con asiduidad. Sus temas estaban siempre relacionados con la casuística vasca: historia, lengua, cultura, etc.

Ildefonso Gurruchaga era un hombre de tertulia. Según comentan sus amigos y compañeros de exilio, era una persona que sabía hablar pero también sabía escuchar. Los que le conocieron en su etapa de exilio lo valoran como una persona que hablaba mucho y bien, pero siempre con la palabra justa y en el momento oportuno. El tema de conversación, como en las demás tertulias, se centraba en las últimas noticias sobre la España de Franco y sobre cualquier asunto referente al País Vasco. Esta costumbre la mantuvo en Iparralde.

Ildefonso Gurruchaga se distinguió en todo momento por su espíritu comprensivo y apaciguador. El historiador vasco rendía culto a la amistad y en ésta solo buscaba la autenticidad y la entrega de la persona. Desde este punto de vista, se entienden algunas de las conductas de Ildefonso. Siendo él del P.N.V., no tuvo problemas para asumir la presidencia del grupo cultural Saski-Naski, aunque dicho grupo no mantuviera relaciones muy cordiales con el Partido Nacionalista Vasco. Tenía grandes amigos de Acción Nacionalista Vasca y no era remiso para compartir bastantes horas de su vida con gente no identificada con los ideales nacionalistas. Entre sus amigos más frecuentados estaba Luis Múgica, próximo a Izquierda republicana, o Tacho Amilibia, miembro durante muchos años del Partido Comunista. Cualquiera podía ser su amigo. Sólo pedía hombría y autenticidad.

Ildefonso Gurruchaga colaboró activamente con José Antonio de Aguirre en la redacción de una historia del País Vasco. Era obligada una biografía extensa y detallada de esta historia para justificar ante propios y extraños la razón de una lucha y el sentido de una patria. En 1959, Ildefonso, siendo presidente del Laurak Bat, se despidió de sus más íntimos. La marcha de Ildefonso Gurruchaga podía entrar dentro de esta estrategia. En Iparralde vivió como lo había hecho con anterioridad en Buenos Aires. El ambiente vasco del exilio era su pequeño mundo. Su vida se reducía a sus amigos y a sus libros.

El año 1965 fue un año especial para la vida de los exiliados vascos, especialmente para Ildefonso Gurrachaga. Se celebraba ese año el centenario del nacimiento de Sabino Arana. Con anterioridad, se había creado el Instituto de Estudios Sabinianos-Sabindiar Batza (14 de septiembre de 1950) para con tiempo organizar toda una serie de trabajos destinados a celebrar tan importante evento. Se quería recopilar la obra completa de Sabino para su posterior publicación. En 1965 Ildefonso era presidente del Instituto de Estudios Sabinianos. Durante ese año, se publicaron sus obras completas. Las obras completas de Sabino Arana aparecen publicadas por el Instituto de Estudios Sabinianos-Sabindiar Batza. El “prólogo” de las obras, aunque sea anónimo, tiene un autor: Ildefonso Gurruchaga. Fue su principal aportación a los eventos del centenario de su gran maestro, Sabino Arana. La presidencia del Sabindiar-Batza recayó sobre Ildefonso hasta la muerte de este en 1974. También fue hasta su muerte Presidente del Euskal Kulturaren Alde-Asociación pro Cultura Vasca.

La existencia de Ildefonso seguía siendo muy metódica y discreta. Raramente salía de sus costumbres habituales. Las parcelas del estudio y de la amistad seguían siendo los verdaderos pilares de su vida. Frecuentaba la compañía de jóvenes y mayores, siempre enredados en discusiones sobre temas de la realidad vasca. Recibía frecuentes visitas de amigos argentinos y de compañeros residentes en Euskadi. Entre los amigos que le visitaban con cierta regularidad estaban el escritor José de Arteche, los López Mendizabal, el Dr. Barriola, etc. Los años pasaban e Ildefonso seguía con las mismas ganas de trabajo y de lucha.

Sin embargo, en 1974, por lo que parece, un cáncer de estómago acabó en muy poco tiempo con todas sus reservas físicas y emocionales. Casi moribundo, fue trasladado a San Sebastián a la Clínica de La Esperanza del Dr. Barriola, donde murió el 3 de diciembre de 1974. El gran sueño de su vida no lo pudo realizar: volver a una Euskadi libre de dictadores y de dictaduras. Sus restos fueron llevados a su Azpeitia natal, donde se celebró su funeral con gran concurrencia de asistentes y con honores municipales. Descansa en el cementerio de Azpeitia.

María Luisa San Miguel

Obra

Colaborador habitual en diversa revistas y periódicos del País Vasco y del exilio vasco.

“La Machinada del año 1766 en Azpeitia. (Sus causas y desarrollo). En Yakintza. Nº 5, Donosita-San Sebastián, septiembre-octubre 1933, pp. 373-395.

“Notas sobre los parientes Mayores. Treguas y composición de la casa de Loyola. Documentos”. En Revista Internacional de Estudios Vasco. Tomo XXVI. Bilbao 1935, pp.481-498. Biblioteca de la Gan Enciclopedia Vasca. (Edt. Facsímil) 1972.

“Consideraciones sobre los Caballeritos de Azkoitia”. En Euzka-Deya. Nº 133,137,138,145,146. Buenos Aires, Diciembre 1942- Marzo 43.

“La justicia en Euskadi durante el primer gobierno vasco”. En Nación Vasca. Nº 109, Buenos Aires, abril 1943, pp.72-81.

“Se averiguará el origen de los vascos?”. En Euzko- Deya. Nº 23. México, 1 de febrero 1944. p.1.

“Las fronteras del euskera en las diversas épocas. En Boletín del Instituto Americano de estudios vascos. Nº 24. Buenos Aires, enero-Marzo 1956, pp.1-19.

“Historia Vasca”. Sancho III el Mayor (1904-1935). En Tierra Vasca .Nº 14, Buenos Aires, 15 de agosto 1957, p.6.

“Las expedición de Abd Al-Rahman I a tierras de los vascones y del pirineo aragonés en el año 781″. En Boletín del Instituto Americano de Estudios Vascos. Nº 34, Buenos Aires, julio- septiembre 1958 pp. 102-124.

“Los trabajos históricos de Aguirre”. En Alderdi Nº 168, Bilbao, Marzo 1961, pp.11-12.

“El difícil y tardío paso del fuerismo al nacionalismo”. En Alderdi. Nº 286, Bilbao, agosto-septiembre, 1973, pp.4-11.

“El decreto del año 1051 de liberación de las iglesias vizcaínas del dominio de los “Etxe-Abades. El decreto señorial de jauría. La actitud de los señores de vizcaya”. En Príncipe de Viana. Nº 140-141, 1975, pp. 447-463.

“La justicia en Euskadi durante el primer gobierno vasco”. En MUGA. Nº 60-61, Bilbao, 1986, pp.72-81.

“Las guerras Carlistas en el siglo XIX y su significación en la historia vasca”. En 150 años del Convenio de Bergara y la ley del 25-X-1839. Joseba Agirreazkuenaga, José Ramón Urquijo, edt.- Vitoria (Gastéis): Eusko Legebiltzarra – Parlamento Vasco, 1990 pp.107 – 136.

Bibliografía

SAN MIGUEL,María Luisa: Ildefonso Gurruchaga. Aprendamos nuestra historia. Edición y prólogo . San Sebastián, Editorial Saturraran, 2002.

SAN MIGUEL, María Luisa: Ildefonso Gurruchaga. Reflexiones sobre mi país. Edición y prólogo. San Sebastián, Editorial Saturraran, 2002.

SAN MIGUEL, María Luisa. “Ildefonso Gurruchaga: Un hombre para la historia”. En Ildefonso Gurruchaga. Aprendamos nuestra historia. San Sebastián, Editorial Saturraran, 2002.

SAN MIGUEL, María Luisa. “Ildefonso Gurruchaga: La aventura historica de un intelectual”. En Ildefonso Gurruchaga. Aprendamos nuestra historia. San Sebastián, Editorial Saturraran, 2002.

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