Biografiak
Gure elkartea, Hamaika Bide, hasiera-hasieratik ideologia eta alderdien gaineko ikuspuntua aurrera eramatea. Errespetotik beti saiatu gara gure erbesteratuen biografiak eta lanak objektiboki aztertzen. Denboraren perspektibaz guztiek egin dituzte gure herriko kulturaren aldeko aportazioak, txikiak edo handiak, baina guztiak aztertzeko modukoak. Sail honetan erbesteratuen biografiak sailkatuko ditugu; guztien arteko lotura amankomuna, batzutan bakarra: erbestea.
Iakakortexarena, Txomin
Estudios: Teología
Profesión preferente: sacerdote
Actividades culturales: escritor, activista, traductor
Pseudónimos: Aunque no sean seudónimos es frecuente encontrar al escritor bajo la variante Jakakortejarena.
Exilio: 1937-1982
Lugares y fechas de exilio:
1º.- Francia: 1937
2º.- Uruguay: 1940
3º.- Buenos Aires: 1940-1982
Nacido en Berastegi, Gipuzkoa, en 1906, el escritor Txomin Iakakortexarena es un buen ejemplo del mestizaje entre las culturas vascas y argentina como resultado de la emigración y el exilio. De hecho su propio padre fue un indiano que tras vivir muchos años en la Pampa argentina, regreso al País Vasco; de él aprendería el futuro escritor un rico euskara en el que, además del dialecto guipuzcoano, se entremezclan los dialectos del País Vasco continental, fenómeno habitual durante muchos años en los vascoparlantes argentinos. Inclinado al sacerdocio, estudió en los seminarios de Andoain y Vitoria, teniendo como profesores a José Miguel de Barandiarán y Manuel Lekuona. Es ordenado sacerdote en 1932 y destinado primero a Salmanton (1932-1934) y luego a Nafarrete (1934-1936), pequeñas poblaciones alavesas, desde donde tratará de impulsar la utilización de la lengua vasca en este territorio histórico. También desde muy temprana edad se inicia en la poesía que publicó en ocasiones en la revista Eusko Olerkiak (Poemas vascos). Destacan en esta época sus “irri-bertsoak”, poemas humorísticos y satíricos. En 1932 obtiene el segundo premio en el certamen del “Olerki Eguna” (Día de la poesía) celebrado en Hernani. De hecho, su nombre se incorpora a la nómina de importantes poetas vascos que irrumpe con fuerza en los años treinta. Sin embargo, la guerra civil da al traste con aquel movimiento, eliminando físicamente a algunos de sus principales representantes (Aitzol, Lauaxeta, Martín Lekuona, José Markiegi) y empujando al exilio a la mayor parte de sus supervivientes.
En el caso de Iakakortexarena, éste fue detenido por los franquistas en un primer momento. Liberado por el ejercito vasco, ejerció como capellán en el batallón Araba (Alava) y, tras la derrota, huyó a Santander, exiliándose primero en Francia en 1937, en el barco Molton junto con los últimos niños huidos de Bilbao, y, más tarde, en Uruguay y Argentina. En ambos paises sudamericanos continuó ejerciendo su labor sacerdotal al tiempo que se incorporaba a la labor cultural de los exiliados y emigrantes vascos, tomando parte en numerosas asociaciones como Eusko Ikaskuntza (Sociedad de Estudios Vascos) de América, Laurak Bat (Las cuatro provincias uno) de Buenos Aires y colabora en la Editorial Vasca Ekin, ubicada en esta misma ciudad; en Ekin publicará, además, numerosos trabajos, fundamentalmente traducciones, entre las que destaca la del Martín Fierro de José Hernández, y un diccionario de euskara. También en esos mismos años desarrolla su otra gran afición: la apicultura. Muerto Franco, Iakakortexarena regresa a su Berastegi natal en 1982. A partir de aquí publica dos gruesos tratados de apicultura en euskara (Erleintza, I y II) y un volumen autobiográfico, Bizitzan bi goiasmo (Dos grandes intenciones en la vida), donde narra los hechos más destacados de su biografía. Pese a la edad siguió desarrollando una intensa actividad pastoral y cultural que incluía la organización de un grupo de txistularis y la difusión de la apicultura; esta labor sólo finalizaría con su muerte en 1993.
Txomin Iakakortexarena desarrolló siempre una importante labor de difusión de la lengua y cultura vasca, labor que, en ocasiones, se confundía con su propia labor pastoral. Ideológicamente destacó por sus posiciones tradicionalistas; así, en el tema de la unificación del euskara, mantuvo posiciones contrarias a la misma, apoyando en ese sentido a Euskerazaintza, organismo que trató de frenar las actividades de Euskaltzaindia en ese terreno.
CREACION
–Iztegi euskera-erdera (Diccionario euskara-castellano). Buenos Aires: Editorial Vasca Ekin., 1964, 418 pp. [E].
–Erlezaintza (Apicultura). Tomos I y II. Kardaberaz bilduma nº39. Tolosa: 1988, 1.500 pp. aprox. [E].
–Iztegi erdera-euskera (Diccionario castellano-euskara). Buenos Aires: Editorial Vasca Ekin, 1986, 418 pp., [E].
–Bizitzan bi goiasmo (Dos grandes intenciones en la vida). Tolosa: Librería Técnica de Difusión, 1990, 510 pp. [M].
–Rh ezezkorra euskadunetan (El Rh negativo en los vascos). Tolosa: Librería Técnica de Difusión, 1990 [E].
TRADUCCIONES
-IBERO, Evangelista de: Eusko Ami (Ami Vasco). Buenos Aires: Editorial Vasca Ekin, 1958.
-ANÓNIMO: Zure anaia ixilkari (Tu hermano en la clandestinidad). Buenos Aires: Editorial Vasca Ekin, 1961, 79 pp.
-GARCÍA VELLOSO, E.: Gernikako arbola. Buenos Aires: Editorial Vasca Ekin, 1963, 116 pp.
-HERNÁNDEZ, José: Matxin Burdin (Martín Fierro). Buenos Aires: Editorial Vasca Ekin, 1972.
COLABORACIONES
-“Len euskotarra gaia” (Tema del vasco primitivo). Eusko Olerkiak (Poemas vascos). Tomo III. Donostia: 1932, pp.51-74.
ESTUDIOS SOBRE EL AUTOR
-Aulestia, Gorka: “Iakakortexarena: canción vasca de las pampas”. El Diario Vasco, 5-V-1992, p..35.
José Ramón Zabala
Ibinagabeitia Idoyaga, Andima
Estudios: Humanidades, Filosofía, Teología.
Profesión preferente: profesor, escritor.
Actividades culturales: político, profesor, redactor.
Lugares y fechas del exilio:
1.- Francia; 1947-1954.
2.- Guatemala: 1954-1956.
3.- Venezuela: 1956-1967.
Este escritor vizcaíno fue un político comprometido, defensor de la cultura vasca (especialmente de su lengua y literatura) tanto en el “Pizkunde” o Renacimiento de la Preguerra Civil (impulsado por Aitzol), como en la Posguerra en los años de la clandestinidad (1943-1947) y exilio (1947-1967) durante la larga dictadura franquista. Fue un patriota vasco antifranquista en lucha permanente contra el fascismo, y en favor de una Euskadi libre e independiente, con el euskera como lengua oficial, tal como soñó el “Maestro de Abando”, Sabino de Arana Goiri (1865-1903). Tras la consecución de estos objetivos consagró A. Ibinagabeitia su vida de soltero en pro del Gobierno Vasco y de los Aliados en la década de los 40, y de la cultura vasca durante las dos décadas siguientes (1947-1967). En el aspecto personal resalta su espíritu crítico a pesar de su larga formación en colegios y conventos jesuíticos. Fue una persona de talante abierto y liberal pero de ideas muy nacionalistas. Generalmente se nos muestra como un hombre pragmático y realista, aunque, en ocasiones aparece como un soñador utópico que cree firmemente que lo que hoy es imposible de conseguir, mañana puede ser alcanzable. Su ideario político, la pasión por el euskera y la laboriosidad se reflejan en sus escritos: varios libros y unos 120 artículos diseminados en revistas como Alderdi, BIAEV, Egan, Euzkadi, Eusko Deya (París), Euzko-Gogoa, Euzko Gaztedi, Gernika, Jesus’en Biotzaren Deya, Karmel, Olerti y Zeruko Argia. Además fue fundador de dos revistas en Caracas: Irrintzi y Eman, y el colaborador más eficaz de J. Zaitegi en la singular revista Euzko-Gogoa de Guatemala. Fue nombrado académico correspondiente de Euskaltzaindia.
Andima Ibinagabeitia nació en Elantxobe (Bizkaia) el 27 de enero de 1906. El vago recuerdo de su padre Galo (amigo de Sabino Arana) fallecido cuando Andima tenía sólo tres años, condicionó en gran medida la trayectoria política de éste. Comienza la instrucción primaria en la escuela de su pueblo (en la que Galo ejerció de maestro ocasional supliendo al titular), y, con once años pasa al colegio jesuítico de Tudela para hacer el bachillerato. Más tarde, cursa los estudios de Humanidades, Filosofía y Teología respectivamente en Loyola (1921-1927), Oña (Burgos, 1927-1929) y Marneffe (Bélgica, 1932-1935). La estancia en Loyola en compañía de un numeroso grupo de amigos (en el que figuran J. Zaitegi, Esteban Urkiaga, “Lauaxeta”, Plácido Muxika, etc) y la lectura del libro Ami Vasco del capuchino navarro Fray Evangelista de Ibero (1873-1909) influirán también en el ideario nacionalista del joven A. Ibinagabeitia. En 1929 este grupo se disuelve y el estudiante de Elantxobe es enviado como “maestrillo” a Colombia, primero a Bogotá (1929-1930) y posteriormente a Bucaramanga (1930-1933). En esta ciudad se hace cargo del Museo de Historia Natural e investiga en el mundo de la botánica cuyos resultados publicará en 1951 en Euzko-Gogoa bajo el título “Landareetaz atsapenak” (Preliminares sobre las plantas). Debido a la expulsión de los jesuitas en la II República Española, A. Ibinagabeitia no puede volver a Euskal Herria y parte en 1933 para Marneffe (Bélgica) donde acaba el teologado. En abril de 1935, en vísperas de su ordenación sacerdotal, decide abandonar la Compañía de Jesús y retornar al País Vasco.
Poco después es contratado como oficinista en la fábrica de explosivos de Galdakao (Bizkaia) y es destinado a Trafaria (Portugal) donde le sorprende la Guerra Civil Española (1936-1939). En 1943, a instancias del lehendakari Aguirre, vuelve al País Vasco donde colabora como espía en los servicios secretos del Gobierno Vasco en favor de los Aliados, especialmente de los estadounidenses. Durante cuatro años, el espía “Gorka” dio muchas pruebas de su habilidad, valentía y atrevimiento, pero, en 1947 (debido probablemente a una denuncia de los comunistas) se vio obligado a huir a Francia porque la policía española le pisaba los talones en Bilbao. La estancia parisina de siete años le fue provechosa tanto política como culturalmente, pues tomó contacto con miembros de la Delegación del Gobierno Vasco prestando algunos servicios al lehendakariAguirre. Por otra parte, imparte clases de euskera al que más tarde sería afamado poeta, Jon Mirande, y a los hermanos Peillen (Robert y Txomin, posteriormente escritor y académico de Euskaltzaindia). En 1951 la situación política internacional cambia drásticamente. Debido a la guerra fría, los americanos exigen varias bases militares en España a cambio del levantamiento del bloqueo económico al que ha estado sometida en la década anterior. A su vez, el régimen franquista presiona a los gobernantes franceses quienes expulsan a los miembros de la Delegación del Gobierno Vasco de su sede situada en la Avenida Marceau de París. A. Ibinagabeitia medita entonces sobre su futuro y tras consultar con J. A. Aguirre decide marchar más tarde a Guatemala para colaborar en favor del euskera en la redacción de la revista Euzko-Gogoa en la que ya había publicado más de 50 artículos entre 1950 y 1954. Finalmente, en 1954 abandona para siempre París y sale rumbo a Guatemala donde enseñará latín en el “Liceo Landibar”, además de colaborar estrechamente en esa revista de J. Zaitegi.
En los mencionados escritos y, sobre todo, en su epistolario, se manifiesta la mente clara, el corazón apasionado, el espíritu inconformista, el amor a su patria vasca y al euskera, y la prosa elegante de este autor. La pasión por la lengua vasca fue como una especie de obsesión en su vida. Como él mismo confiesa, “Algunos sabios de habla castellana dirán que nos hemos vuelto locos con el euskera. He de decir que sí, y estamos perdidos si el vascuence no es capaz de enloquecer a todos los nacionalistas vascos”. Para A. Ibinagabeitia, los peores enemigos del euskera eran los nacionalistas de su propio partido, especialmente los burgueses del PNV que se conformaban con ensalzar la antigüedad, singularidad y belleza de la lengua vasca, y condenar la opresión franquista contra ella, pero se valían exclusivamente de la lengua castellana para la praxis cotidiana. En su opinión: “Un nacionalismo vasco sin euskera es un nacionalismo a medias […] ¿Para qué querríamos una Euskadi sin euskera? […] Sería como un cadáver”. Ni siquiera la revista Alderdi (órgano de su partido en el que publicó 26 artículos en la década 1951-9161) se salvará de su acerada crítica. Más aún, en el ocaso de su vida, a pesar de los requerimientos de sus dos buenos amigos (J. Zaitegi y N. Etxaniz) para continuar colaborando con Alderdi, se negará a ello porque casi todo lo que se publicaba en ella estaba escrito en la lengua de Cervantes, del que, por otra parte, era profundo admirador.
En febrero de 1956, después de finiquitar el cierre de Euzko-Gogoa en Guatemala y rendir cuentas exactas a J. Zaitegi que se hallaba en el País Vasco, A. Ibinagabeitia llega a Caracas. En un principio, la soledad y dureza del exilio se ven mitigadas por la convivencia con los amigos del Centro Vasco: M. Ugalde, V. Amezaga, Toribio Etxeberria, Jon Urresti, “Kirru”, etc. Pero pronto, a medida que pasan los años, crecen también las dificultades: la soledad, el cansancio, la incomunicación, la nostalgia y la desesperanza de un posible retorno a Euskal Herria, los problemas laborales en la redacción de sus dos revistas, los achaques físicos y, muy particularmente, el bajo nivel euskérico que detecta en “Euskal Etxea” donde los vascos se expresan mayoritariamente en castellano. Por ello, durante tres años (1956-1959) apenas aparece por dicho centro. Sin embargo, en 1959, ante la apertura de curso de una nueva ikastola donde podrá impartir clases de euskera y el puesto de secretario de la Comisión de Cultura que se le ofrece, decide cambiar de actitud y tomar parte muy activa en dicho centro.
En el otoño de su vida, los largos años de exilio americano van deteriorando la salud y la entereza de aquel espíritu indomable. La lejanía de la familia y de la patria acrecientan la soledad y la nostalgia. Siquiera, durante los siete años de exilio parisino podría visitar a los familiares en la frontera o verlos en París. Pero ahora, nada de esto es posible. En una carta dirigida a K. Mitxelena le confiesa: “Atzerriko lorra geroago ta astunago gertazen zait” (la carga del exilio me resulta cada día más pesada). Por ello, intenta volver al País Vasco y hace las gestiones previas para ello. Sin embargo, ante las malas noticias que recibe sobre un amigo vasco que había intentado cruzar la frontera en Irún y fue encarcelado en Martutene (Gipuzkoa), desiste en el intento por temor a la represión franquista: “ni arrapatuko banindukete, txiki txiki egingo nindukete” (si me detuvieran me harían trizas). A. Ibinagabeitia falleció en Caracas a la edad de 61 años, el 2 de noviembre de 1967, festividad de los Difuntos. Con su muerte desapareció otro vasco ejemplar que engrosa las listas de exiliados fallecidos en América.
OBRA
Ibinagabeitia, A. y Onaindia, S. Bergiliren Idazlanak Osorik. Bilbao, 1966.
Ibinagabeitia, A. Euskera Irudibidez (Nuevo Método de euskera básico). París, 1953.
Ibinagabeitia, A. Euskal-ikasbide Erreza. Zarautz, 1961.
BIBLIOGRAFÃA
Aulestia, G. “Andima Ibiñagabeitia, prosista y traductor excelente”, en Diario Vasco, 12-III-1991.
Aulestia, G. “Cinco defensores del euskara en el exilio” en La Cultura del exilio vasco. Ed. J.A. Ascunce y M.L. San Miguel. Donostia, 1994: 155-197.
Aulestia, G. “Andima Ibinagabeitia Ameriketan”, en Euskaldun etorkinak Ameriketan”. Ed. Tx. Peillen. Donostia. Utriusque Vasconiae, 2003: 119-134.
Mirande, J. Jon Miranderen Gutunak (1948-1972). Ed. P. Urkizu. Donostia, Susa, 1995.
Sudupe, P. Andimaren Idazlan hautatuak. Donostia. Elkarlanean, 1999.
Sudupe, P. “Andima Ibiñagabeitia: abertzaletasun berria”, en Herri bat gurutzean, Ed. X. Apaolaza. Donostia, Saturrarán, 2003: 89-105.
Sudupe, P. Andima Ibiñagabeitia. Erbestetik barne-minez. Gutunak (1935-1967). Ed. P. Urkizu. Donostia, Susa. 2000.
Imaz Echeverria, Eugenio
Estudios: Licenciado en Derecho.
Profesión preferente: traductor, ensayista y profesor universitario.
Actividades culturales: traductor, profesor universitario, ensayista.
Exilio: 1937-1951
Lugares y fechas de exilio:
1º.- Francia: 1937 – 1939
2º.- México: 1939 – 1946
3º.- Venezuela: 1946 – 1948
4º.- México: 1948 – 1951
Eugenio IMAZ ECHEVERRIA nació el 14 de junio de 1900 en el nº 10 (cuarto piso) de la calle Juan de Bilbao, ubicada en la Parte Vieja de la ciudad de San Sebastián. Su padre, natural de San Sebastián, había fallecido cuatro meses antes de su nacimiento. Cestero de profesión, había accedido en los últimos años de su vida a un trabajo fijo y seguro como empleado municipal. Su madre, natural de la localidad de Astigarraga, se dedicaba a la venta de pescado. Llegó a tener pescadería propia. Sin embargo, lo característico de la vida de Eugenio Imaz en esos primeros años fue la estrechez económica.
Sus primeros estudios los realizó en las escuelas públicas del Ensanche Oriental de la Parte Vieja donostiarra. La elección de estas escuelas se debieron, primero, a la condición gratuita de la enseñanza y, segundo, a la proximidad de la casa paterna. Sin embargo, cuando la situación económica mejoró gracias al dinero que periódicamente mandaba Cecilio, el hermano mayor de la familia, Eugenio abandonó la escuela municipal para matricularse en el colegio del Sacré Coeur, colegio de alto prestigio en la ciudad, regentado por los frailes del Sagrado Corazón. Acabados los estudios primarios, se matriculó en el Instituto General y Técnico de Guipúzcoa. Eugenio fue un estudiante sumamente brillante, de una inteligencia clara, abierta y viva. La mejor prueba es su expediente académico, donde los Premios Extraordinarios y las Matrículas de Honor son las calificaciones más habituales. Estas notas fueron la razón para que la Comisión de Fomento del Ayuntamiento de San Sebastián becase todos sus estudios de bachillerato y gran parte de los estudios de derecho en Madrid.
En el curso académico de 1917-18 inició los estudios de Derecho en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. La lectura de su expediente académico permite proponer ciertas consideraciones de alto significado. Los tres primeros cursos académicos son años de gran brillantez académica. Tras un año en blanco, 1921-22, los dos últimos cursos presenta unas calificaciones más bien regulares. Si en la primera parte dominan las Matrículas de Honor; en la segunda todos son aprobados con algún notable suelto. ¿Qué sentido tiene este salto del éxito a la medianía? La Filosofía había conquistado su corazón, convirtiendo el Derecho en unos estudios que le iban a proporcionar seguridad laboral pero pocos alicientes personales.
A finales de 1919, cursando el segundo año de Derecho, aconsejado por el sacerdote y filósofo Juan Zaragüeta, catedrático de la Universidad Central de Madrid, marchó a Lovaina en compañía de su amigo Xavier Zubiri. Allí pasó el invierno de ese año y la primavera del 20. En Lovaina estudió Filosofía y Derecho Político Comparado.
Marcado por la filosofía, su vida entró en un periodo de dudas. La primera consecuencia fue una fuerte crisis de personalidad y de fe. Se vio dominado por estados de depresión y abatimiento. Por prescripción médica tuvo que guardar reposo absoluto, lo que le obligó a interrumpir sus estudios universitarios. Era el curso 1921-22. Una vez repuesto de la crisis nerviosa, intentó acabar lo antes posible una carrera que ya no le satisfacía. En octubre de 1924 terminó la carrera, obteniendo el título de licenciado en Derecho.
Terminada la carrera universitaria, marchó a Alemania con la idea de profundizar en sus conocimientos filosóficos. Cursó estudios de especialización en las universidades de Friburgo, Munich y Berlín. Tuvo la oportunidad de asistir a las clases de profesores de la talla de Husserl, Heidegger, Einstein, etc. Fueron años de estudio y camaradería compartidos en gran parte con Xavier Zubiri. Parece que durante este tiempo pasó ciertas épocas en Inglaterra. Cuando regresó de Alemania (1932), venía con un importante bagaje filosófico y dominando perfectamente el alemán, el inglés y el francés. En Alemania conoció igualmente a una joven alemana, Hilde Jahnke, con la que, en breve tiempo, acabaría casándose.
En 1932 Hilde y Eugenio trasladaron su residencia a Madrid. Entró en contacto con la dirección de Revista de Occidente, para quienes trabajará como traductor de obras filosóficas alemanas. Al mismo tiempo, y a partir de estas fechas, formó un equipo de trabajo muy activo y productivo con José Bergamín, siendo la revista Cruz y Raya la empresa más importante. Entre las traducciones para la Revista de Occidente y la dirección de Cruz y Raya, junto a colaboraciones en diferentes revistas de la capital, van pasando los años hasta el estallido de la Guerra Civil.
Eugenio Imaz no era político militante de ningún partido. Sin embargo, a causa de la guerra se posicionó a favor de la República por representar ésta la legitimidad y la verdad. Trabajó en diferentes frentes culturales y políticos a favor de la causa republicana. En el verano de 1937, el matrimonio Imaz con su hijo mayor Carlos se trasladó a París, donde nacerá su segundo hijo, Víctor. Allí colaboró en distintos organismos, siendo secretario de la Junta de Cultura Española que dentro del Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles (S.E.R.E) se preocupaba de dar solución a los problemas de los intelectuales exiliados. En la dirección de la Junta se encontraban, entre otros, José Bergamín y Juan Larrea.
En verano de 1939, Eugenio Imaz, acompañado de Hilde y de sus hijos, llegó a México como un refugiado más. En México continúa su trabajo de colaboración para la Junta. Su trabajo inicial más significativo fue, una vez más, la de secretario de la revista España peregrina y la de miembro activo de Cuadernos Americanos. Publicó gran número de artículos en diferentes revistas del exilio español como en revistas mexicanas. Impartió clases en la Academia Hispano-Mexicana a hijos de exiliados españoles o a hijos de familias mexicanas identificadas con la suerte de la España peregrina. Pero quizá su labor más meritoria fue la de traductor en la editorial Fondo de Cultura Económica, donde sobresalió por sus aptitudes y por el dominio de las lenguas. De 1939 hasta 1946 residió en México D. F., realizando una importante labor cultural.
Durante los años 1946-1948 en compañía de Juan David García Bacca residió en Caracas. Su marcha a la capital venezolana se debió al proyecto de crear y reforzar las Facultades de Periodismo y Filosofía. En Venezuela realizó un trabajo cultural tan intenso y meritorio como con anterioridad lo había hecho en España o en México. En las facultades de Filosofía y Periodismo encontró su verdadera vocación: la docencia universitaria. Sin embargo, avatares de la vida le obligaron a regresar a México e incorporarse al equipo de traductores del Fondo de Cultura Económica. Su gran legado, más de cincuenta traducciones, es la traducción de las Obras completas de Dilthey. Cuando planeaba su paso a la Universidad de Puerto Rico para formar parte del plantel de profesores de filosofía, le sobrevino la muerte en la ciudad mexicana de Veracruz (28 de enero de 1951).
No pudo soportar la marcha de la historia. No aceptó el reconocimiento del régimen franquista por parte de los países democráticos. Aceptó la muerte voluntaria antes de vivir la ignominia histórica de la legitimación de una política fascista y criminal. Imaz fue una de las víctimas de la Guerra Civil y de la historia posterior.
Obra.
Su bibliografía presenta más de ciento veinticinco entregas entre artículos, prólogos y epílogos. En el campo de la traducción, su trabajo supera con creces las cincuenta traducciones. Una importante labor cultural de uno de los más ilustres intelectuales del exilio vasco.
Asedio a Dilthey. Un ensayo de interpretación, México, El Colegio de México, 1945.
El pensamiento de Dilthey. Evolución y sistema, México, El Colegio de México, 1946.
Topía y utopía, México, Editorial Tezontle, 1946.
Luz en la caverna. Introducción a la Psicología y otros ensayos, México, Fondo de Cultura Económica, 1951.
Eugenio Imaz I. La fe por la palabra, (Edición y prólogo José Á ngel Ascunce), San Sebastián, Universidad de Deusto, 1989.
Eugenio Imaz II. Topia y utopía, San Sebastián, (Edición y prólogo José Á ngel Ascunce) Universidad de Deusto, 1988.
Eugenio Imaz III. Luz en la caverna, San Sebastián, (Edición y prólo José Á ngel Ascunce), Universidad de Deusto, 1988.
Eugenio Imaz. En busca de nuestro tiempo, San Sebastián (Edición y prólogo Iñaki Aduriz) , J. A. Ascunce Editor, 1992.
Bibliografía (Selección).
A.A.V.V.: Eugenio Imaz: hombre, vida y pensamiento, (comp. José Á ngel Ascunce),
Madrid-México, Fondo de Cultura Económica, 1990.
.- ABELLÁN, José Luis: “Addenda a Eugenio Imaz: un humanismo en agraz” , pp. 208-216.
.- ADURIZ, Iñaki: “Eugenio Imaz y sus contemporáneos donostiarras” , pp. 17-25.
.- ASCUNCE, José Á ngel: “Eugenio Imaz: poesía-cultura-filosofía como interregnos entre el humanismo y la humanidad” , pp. 167-190.
.- BERIAIN, Josetxo: “Cultura y ciencia en la obra de Eugenio Imaz” , pp. 227-232.
.- DIAZ de GUEREÑU, J. M.: “Eugenio Imaz: una pasión compartida” , pp. 151-166.
.- GONDRA, J.M.: “La psicología en Eugenio Imaz” , pp. 131-48.
.- JIMÉNEZ, Antonio: “Los primeros escritos de Eugenio Imaz” , pp. 53-69.
.- OUIMETTE, Víctor: “El nuevo humanismo de Eugenio Imaz” , pp. 217-226.
A.A.V.V.: Eugenio Imaz. Asedio a un filósofo, (comp.. J. A. Ascunce y J. R. Zabala), San Sebastián, Editorial Saturraran, 2002.
.- A.A.V.V.: “Recuerdos y vivencias de un exilio” , pp. 61-71.
.- ABELLÁ N, José Luis: “La utopía en Eugenio Imaz como expresión del pensamiento delirante” , pp. 107-114.
.- ADURIZ, Iñaki: “El humanismo de las revoluciones” , pp. 201-214.
.- ADURIZ, Iñaki: “Eugenio Imaz y el personalismo filosófico” , pp. 215-232.
.- ÁLVAREZ, Federico: “Cincuenta años después” , pp. 89-104.
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.- CANO, Juan: “Eugenio Imaz: el filósofo ante las letras. Reflexiones sobre poesía y literatura” , pp. 169-182.
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.- JIMÉNEZ, Antonio: “Eugenio Imaz, intérprete y traductor de Dilthey” , pp. 305-340.
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.- LLERA, Luis: “Eugenio Imaz y el contexto cultural de los años 20 y 30. Las revistas” , pp. 115-150.
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IZQUIERDO, J.: “Eugenio Imaz” , Pensadores españoles fuera de España, México, Cuadernos Americanos, Nº 1, CXXXVIII, enero-febrero de 1965, pp. 91-98.
LLERA, Luis: “El pensamiento en el exilio vasco. Eugenio Imaz” , Filosofía del exilio: España redescubre América, Madrid, Ediciones Encuentro, 2004, pp. 85-111.
Irazusta Munoa, Juan Antonio de
Seudónimo: Jon Andoni
Estudios: Derecho
Profesión preferente: Político, sacerdote misionero
Actividades culturales: Escritor y conferenciante
Exilio: 1936-1952
Lugares y fechas de exilio: 1º Francia 1936-1938
2º Panamá. Colombia, Puerto Rico.
3º Buenos Aires 1946.
4º Moyobamba, Lima (Perú) 1950-1952.
Este político, sacerdote y escritor nace en Tolosa, en 1884. Tras estudiar Derecho en Deusto y Madrid, pasó a ejercer la abogacía en su pueblo natal. Tempranamente afiliado al Partido Nacionalista Vasco, en 1933 se incorporaba a la dirección del partido en Gipuzkoa. En 1932 funda y dirige junto a Antonio Labayen e Isaac López de Mendizábal la revista Antzerti, dedicada al mundo del teatro. En 1933 es elegido diputado para las Cortes de Madrid por el PNV, y reelegido en 1936, siendo segundo jefe de la minoría parlamentaria vasca. Paralelamente, iniciaba algunas colaboraciones, tanto en euskara como en castellano, en los diarios El Día y El Pueblo Vasco, en muchos casos bajo el seudónimo “Jon Andoni” .
Con el estallido de la Guerra Civil, Irazusta se refugió en Francia y de allí se dirigió en 1938 a Panamá, Colombia y Puerto Rico como administrador de Ambrosio de Zatarain. En su exilio americano siguió vinculado al mundo de la política y de la diplomacia, siendo nombrado cónsul honorario de Colombia en San Juan de Puerto Rico. En esta última ciudad escribió su obra, Joañixio, publicada por la editorial Ekin de Buenos Aires, en 1946, primera novela en lengua vasca publicada después de finalizar la Guerra Civil. Se trata de un libro de carácter costumbrista, post-romántico, idealizador de la patria vasca, que conecta con la novela que se había ido desarrollando en el País Vasco antes de la guerra, deudora del escritor Txomin Agirre (1864-1920), vínculo comprensible si se tiene en cuenta que el escritor tenía ya sesenta y cuatro años de edad cuando aparece la citada obra. Con todo, la novela encierra algunos elementos originales como ciertos tonos realistas y una visión menos maniqueísta de la realidad.
Posteriormente Irazusta se traslada a Buenos Aires, en 1946, donde escribirá y publicará en 1950 su segunda novela, Bizitza garratza da, que, pese a su título, tampoco recoge la vida de los exiliados sino que continúa con el costumbrismo indiano de la primera, en tono más folletinesco. Se trata de un libro más trabajado y menos espontáneo, lo que le resta calidad literaria. Esta obra, junto a la anterior, tiene sobre todo el valor de haber aparecido en muy difíciles circunstancias, fruto más de la voluntad de defender la lengua vasca que por preocupaciones propiamente literarias. También se apunta como elemento a destacar tanto en ésta como en la anterior novela sus tímidos matices realistas, que marcan una cierta evolución respecto a la novelística de preguerra, y la calidad del lenguaje utilizado.
Tras una breve estancia en Córdoba (Argentina) y en Colombia, en 1950, Irazusta se traslada a Lima donde entra en contacto con la Orden de los Pasionistas; en tanto es ordenado sacerdote pasa a responsabilizarse de la creación del Círculo Católico de Estudios, con sede en Moyobamba, en las estribaciones andinas de la Amazonia, proyecto que pretendía crear un núcleo de reflexión intelectual y donde Irazusta impartió además varias conferencias. Fue ordenado finalmente en Lima, en la iglesia de la Nunciatura Apostólica, el 2 de septiembre de 1951, siendo apadrinado por el presidente de la República, el general Manuel A. Odria y por su esposa, Carmen Berckmeyer de Gomero, lo que demuestra que era un personaje conocido en la sociedad peruana. A petición propia es destinado como misionero a la citada provincia de Moyobamba, a Tarapoto, Departamento de San Martín de Perú. El escritor muere apenas seis meses más tarde de haber dado su primera misa, el 4 de marzo de 1952, en la capital peruana.
La obra de Irazusta es valorada sobre todo por el intento de dar continuidad a la labor literaria iniciada por la generación de preguerra, constituyendo en ese sentido un importante punto de engarce generacional. Aunque sus novelas están lastradas por una perspectiva tradicional del quehacer y la temática literaria, destacan por la calidad de su lenguaje y por su estilo, ligero y rápido en palabras de Villasante. La obra prosística de Irazusta es sin duda imprescindible a la hora de estudiar la evolución de la novelística contemporánea en lengua vasca ya que se trata de una obra de transición en la que se pueden apreciar leves indicios de evolución hacia otros temas y preocupaciones.
Obra
–Ley de arrendamientos rústicos. Editorial Vizcaína. Bilbao, 1935, 21 pp.
–Euzko-Aldunen Alkartea, Bilbao, 1935.
–Joañixio. Editorial Ekin. Buenos Aires, 1946, 281 pp.
-“Cartas boricuas”. Revista de América. Tomo XIV, 1948, pp.109-131.
–Bizia garratza da. Editorial Ekin. Buenos Aires, 1950, 150 pp.
–Losintxak, traducción al euskara de Madrigal de Martínez Sierra.
-“Oñarrik” , Euzko Gogoa, nº 5-6, Guatemala, mayo-junio de 1950, pp.48-49.
-“Beti bat” , Euzko Gogoa, nº 7-8, Guatemala, julio-agosto de 1950, p.35.
Bibliografía
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-ÁLVAREZ GILA, Oscar: “Notas sobre la etapa más desconocida de un político y escritor vasco: Jon Andoni Irazusta, de parlamentario a misionero en Perú (1950-1952)” . Sancho el Sabio. Revista de cultura e investigación vasca, II etapa, nº14, Fundación Sancho el Sabio, Gasteiz, 2001, pp.111-119.
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-IRIGARAY, A.: Historia de la literatura vasca, Institución Príncipe de Viana, Iruñea, 1960, p.342.
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Irujo Ollo, Andrés
BIOGRAFÍA
Andrés Irujo Ollo nacio en Estella el 30 de noviembre de 1907, festividad de San Andrés. Hijo de Aniana Ollo Elordi, (Estella, 1866-Buenos Aires, 1950) y Daniel Irujo Urra (Estella, 1862-Estella, 1911), primer profesor laico de la Universidad de Deusto, abogado y amigo de Sabino Arana Goiri (1865-1903) a quien defendió ante los tribunales en dos ocasiones. Era Andrés el menor de seis hermanos, Manuel (Estella, 1891-Iruña, 1981), Eusebio (Estella, 1893-Estella, 1968), María Rosario (Estella, 1894-Roma, 1925), Juan Ignacio (Estella, 1897-Caracas, 1969), Delfín (Estella, 1900-Madrid, 199?) y Josefina (Estella, 1902-Buenos Aires, 1992). Tres años más tarde nacería el último hijo del matrimonio, Pello Mari (1910-1983).
Al igual que el conjunto de sus hermanos, Andrés se afilió desde muy joven al Partido Nacionalista Vasco. Debido a ello sufrió la familia las consecuencias de la dictadura militar de Primo de Rivera. Manuel fue depuesto de su cargo de diputado foral y Delfín fue detenido en octubre de 1925. Finalizó Andrés los estudios de derecho en Madrid en 1930 y comienza a trabajar como pasante en el despacho de su hermano mayor Manuel. Al ser Manuel elegido diputado por Gipuzkoa en 1933, Andrés se hace cargo de la gestión del bufete. Fueron estos años de fecunda actividad laboral y política .
El 18 de julio de 1936 reciben Andrés y Manuel la noticia del levantamiento en el tren camino de Tolosa, a donde acudían como representantes de los intereses de la familia en la Papelera de la localidad. Ante la incertidumbre generada por los hechos deciden ambos hermanos dirigirse a Donostia, donde se encuentran varios diputados nacionalistas por Gipuzkoa convocando una reunión de emergencia esa misma noche. Tras horas de deliberación, los diputados jeltzales deciden hacer pública una nota anunciando la adhesión del Partido Nacionalista Vasco a la República, nota que se publica en el diario Euzkadi y en La Gaceta del Norte . Asimismo, el mismo 19 de julio por la mañana se reúnen varios miembros del Partido Nacionalista Vasco, entre ellos, los citados Manuel y Andrés Irujo junto a Josi María Lasarte con el gobernador Civil de Gipuzkoa, Jesús Artola Goikoetxea con quien diseñan un primer plan de actuación en la provincia. Una de las primeras medidas adoptadas fue la obtención de las armas y munición del cuartel de Loyola. En esta labor colaboraron nuevamente Andrés y Manuel Irujo, Rafael Pikabea, Juan Antonio Irazuzta y Josi Mari Lasarte, miembros todos ellos del PNV y, Miguel Amilibia, diputado del Partido Socialista. Asimismo, decidieron organizar la primera milicia vasca, integrada por voluntarios al mando del comandante Candido Saseta.
La noticia del alzamiento provocó en Gipuzkoa la organización de checas, tribunales incontrolados cuyos miembros condenaron a muerte sin causa justa ni apoyo legal a conocidos miembros de la derecha guipuzcoana. A fin de impedir ulteriores ejecuciones arbitrarias, se crea, bajo la presidencia del socialista Miguel Amilibia, la Comisaría de la Junta de Defensa de Gipuzkoa compuesta por los representantes de todas las fuerzas políticas de la provincia. Tras la renuncia del diputado socialista Amilibia, accede, presionado, a la presidencia de la misma Telesforo Monzón (Bergara, 1905-Baiona, 1981) quien, asimismo, renuncia. Por fin, Andrés Irujo, sin duda a instancias de su hermano Manuel, se hace cargo de la presidencia de dicha comisaría.
A fin de salvar el mayor número de vidas posible, se confinó, entre otros, a Víctor Pradera, Honorio Maura o Joaquín Beunza en el fuerte Guadalupe de Hondarribia. No obstante, a pesar de las medidas tomadas en este sentido, poco antes de la capitulación de Irun algunos de estos hombres serían fusilados por milicianos incontrolados. El crimen de Beunza fue ampliamente manipulado por la propaganda fascista, acusando de ello a decenas de personas inocentes, entre ellos a Andrés y Pello Mari Irujo, únicos miembros de la familia Irujo, junto a Manuel, que permanecían por entonces en libertad. A causa de los desmanes ocurridos en Irun previa capitulación de la plaza, la Junta de Defensa de Gipuzkoa decide retener en la ciudad, hasta el último momento, a un contingente de tropas leales a la República a fin de evitar desmanes. Además de vidas salvaguardas, la Junta de Gipuzkoa los bienes patrimoniales públicos y privados de la ciudad. Andrés Irujo se ocupó, personalmente, de la salvaguardia de la biblioteca y bienes documentales de Julio Urquijo.
Tras la caída del frente de Gipuzkoa, Andrés se dirige, junto a su hermano Manuel a Madrid, Valencia y Barcelona respectivamente, actuando como secretario personal del ministro de justicia. En línea con su actuación como secretario del ministerio de justicia, comienza Irujo en 1938 a trabajar como secretario de la Sección Vasca de Amigos de la República Francesa. Su labor consistía básicamente en localizar y elaborar un listado de refugiados vascos en el estado francés así como en suministrar cobijo, alimentos y asistencia médica o trabajo a quien lo necesitara.
La invasión alemana obliga a muchos vascos a emprender el camino a América. De este modo parte Irujo con su madre, Aniana Ollo, su hermana Josefina y su familia, a Argentina a finales de 1940. Llegan a Buenos Aires en diciembre de dicho aqo donde son recibidos por la colectividad vasca de la localidad. En virtud del decreto de Roberto Ortiz Lizardi (1882-1942) toda la familia obtiene, en menos de un mes, la nacionalidad argentina. En el exilio argentino emprende Irujo dos ambiciosos proyectos culturales, la creación de la editorial vasca EKIN y la organización del Instituto Americano de Estudios Vascos así como, a partir de 1950, la edición del Boletín de dicho instituto, labores que llevara a cabo hasta su muerte en 1993. A los pocos meses de la llegada a Buenos Aires, propone Irujo, junto a Ixaka López Mendizabal (Tolosa, 1879-Donostia, 1977), nieto del célebre editor tolosarra del mismo nombre, a Ramón María Aldasoro (Tolosa, 1897-Buenos Aires, 1952) la aventura editorial EKIN . No obstante, la Delegación del Gobierno Vasco en Argentina no contaba con los fondos necesarios para levantar la editorial, de modo que la empresa se financió con donaciones particulares, concretamente, con la colaboración financiera de Amorrortu y el aporte editorial de los hermanos Estornés Lasa de Roncal, los cuales permitieron la reedición de algunas de las obras de la editorial Zabalkundea. Asimismo contribuyó en esta empresa el sacerdote Jorge Riezu quien adquirió parte del fondo Julio Urquijo. Es así como se funda, con sede en la calle Perz 175 de Buenos Aires, la sociedad regular limitada Editorial Vasca EKIN, con un capital inicial de 15.000 pesos. Ciertamente poco para una empresa de tal envergadura. La situación económica de la editorial fue siempre deficitaria. En carta a Vicente Amezaga, fechada en enero de 1954, y en relación con la edición de libros en euskera, Irujo calcula que no podra cancelar las deudas de la editorial en al menos dos años. Las crisis se suceden, de este modo EKIN no publica nada desde agosto de 1953 hasta agosto de 1954. Sobre esto, además, Irujo permanece en cama desde enero a marzo de 1955 . Tras la crisis financiera y de salud por la que atraviesa Irujo de 1953 a 1955, emprende el de Estella una nueva fase en la editorial con nuevas ideas y horizontes. Además de la crónica situación económica de EKIN, varias de las publicaciones suscitaron controversias políticas en un país que, durante los años de gobierno de Juan Domingo Perón, estrechó lazos de unión con el gobierno de Franco. De este modo, el título ¿Para qué? de Ansaldo provocó no pocas tensiones, debido fundamentalmente a la denuncia formulada por Areilza a causa de su publicación y posterior difusión. EKIN permanece clausurada por la policía los días 8 y 9 de noviembre.
La segunda gran obra de Andrés Irujo en el exilio fue la creación y desarrollo del Instituto Americano de Estudios Vascos, del cual fue decidido y principal impulsor a lo largo de su vida.
El 20 de julio de 1943 se crea en Buenos Aires el Instituto Americano de Estudios Vascos, institución captadora vigilante de las nobles inquietudes europeas entre las que se cuentan las del pueblo euskaro en torno a su propia historia y lengua. En Buenos Aires, concretamente en la casa de uno de los socios fundadores, Enrique de Gandía, un grupo de argentinos de ascendencia vasca y de vascos residentes en quienes alienta la conciencia y el pundonor de la estirpe patente en el misterio del apellido le dieron vida por el sencillo procedimiento de estampar sus nombres en la primera pagina del que sería su libro de actas . En este acto se constituye la asociación cultural. El espíritu que guiaba este proyecto era, tal como refiere el artículo segundo de los estatutos adoptados en la segunda sesión, el 19 de agosto siguiente, unir a los amantes del País vasco, especializados en algún aspecto de su prehistoria, historia, antropología, folklore, lengua, literatura, derecho, economía, arte y demás ciencias, e intensificar estos estudios, profundizando en ellos y divulgándolos . Con dicho fin el Instituto promociona la celebración de conferencias, jornadas, congresos de estudios, edición de obras y toda clase de publicaciones encaminadas a investigar y divulgar el pasado, presente y futuro de la historia y cultura del pueblo vasco. El 19 de agosto de 1943 se celebra una segunda sesión en la cual se aprueban, por unanimidad, el estatuto social de la institución, cuya redacción quedó a cargo de Eulogio Ayanz, Enrique de Gandía, Andrés Irujo y Elpidio Lasarte. Seis días más tarde, el 25 de agosto de 1943, son elegidos de mutuo acuerdo y por unanimidad, las autoridades que dirigirán la institución durante un año a partir de la fecha. En este sentido es elegido presidente de honor, monseñor Nicolas Esandi (Bahma Blanca, 1876-1948). Vicepresidente primero, Elpidio Lasarte; vicepresidente segundo, Justo Garate; secretario general, Santiago Cunchillos; tesorero, Carlos Cucullu; vicetesorero, Juan León Cruzalegui y, secretario, Andrés Irujo.
En junio de 1950 se publica el primer Boletín del Instituto Americano de Estudios Vascos con sede administrativa en la dirección de la editorial EKIN, esto es, calle Perz 175, oficina 11, Buenos Aires. Con una tirada de 500 ejemplares el boletín llega, además de a las diversas colonias vascas de América en Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, México, Estados Unidos y Venezuela. Además, tal como declara el Instituto en su primer número, dicho boletín llega a Baiona, Bilbao, Pamplona, San Sebastian, Urrugne, Vitoria y a donde quiera que sea. De tirada trimestral, se imprime sin ninguna interrupción desde su creación hasta 1993, excepción hecha del año 1978, año que coincide con el matrimonio de Irujo. El primer director del Boletín fue el sacerdote Gabino Garriga, quien además de escribir artículos, se encargó de la referencia bibliográfica del boletín. En 1964 renuncia Garriga a la dirección del boletín debido a su avanzada edad y estado de salud. Asume entonces la dirección, si bien por poco tiempo, el también sacerdote Bonifacio de Ataun. Finalmente la dirección recae en Irujo . Bajo el lema “ustea ez da jakitea”, esto es, creer no significa conocer, cientos de artículos ven la luz en dicho boletín, que se convierte, rápidamente, en el primer referente de la cultura vasca en el exilio. La labor del Instituto de Estudios Vascos es por tanto, ímproba. Tal como afirma Arantzazu Amezaga muchos de los libros de la editorial EKIN se deben al Instituto o colaboradores del mismo.
A más de la labor editorial o, más bien, paralelamente a ésta, escribe y publica Irujo dos libros, Los Vascos y la República Española. Contribución a la historia de la guerra civil, 1936-1939, publicado en diciembre de 1944 y en el que narra los acontecimientos vividos por el autor durante los primeros meses de la guerra en Gipuzkoa, y Los Vascos y las cruzadas, prologado por P. A. Sanchez de Gamarra y ilustrado por Kerman Ortiz de Zarate, publicado éste último en noviembre de 1946. Ambos ven la luz bajo el seudónimo de Andrés de Lizarra. Además de su labor bibliográfica dejó Andrés Irujo una cincuentena de artículos en el Boletín del Instituto de Estudios Vascos. Mención especial merecen los últimos artículos de Irujo, que constituyen una compilación de apellidos de origen vasco en Buenos Aires. Este trabajo fue, tal vez, inspirado por Vicente Amezaga quien impulsó en 1944, tras la creación del Departamento de Estudios Vascos en la Universidad de la República del Uruguay, la tarea de recoger y clasificar los apellidos de origen vasco en aquel país. Trabajo que si bien no pudo publicar en su día EKIN, conoció y valoró Irujo en su relación epistolar con Amezaga.
En 1978 se casó Irujo, que contaba entonces con 71 años, con María Helena Etxeberri, medico, hija de Etxeberri, amigo de Irujo y autor de , libro que trata sobre la incidencia del factor RH negativo en Euskal Herria. Murió Andrés Irujo en octubre de 1993, en Buenos Aires, ciudad donde residió los 53 años de su exilio. Esta enterrado en Buenos Aires.
Xabier IRUJO
Irujo Ollo, Pello
Fecha de nacimiento: 23 de febrero de 1910
Lugar de nacimiento: Estella-Lizarra
Estudios:
Profesión preferente: Periodista
Lugares de exilio:
1. Francia
2. 1948-1949; Belgrado
3. abril de 1949 – marzo de 1977: Buenos Aires
Fecha de fallecimiento: 24 de febrero de 1983
Lugar de fallecimiento: Pamplona-Iruñea
Biografía:
Pello Mari Irujo (1910-1983) nacio en Estella el 22 de febrero de 1910. Hijo de Aniana Ollo Elordi (1866-1950) y de Daniel Irujo Urra (1862-1911), quien fuera primer profesor laico de la Universidad de Deusto, amigo y abogado de Sabino Arana Goiri (1865-1903), a quien defendió ante los tribunales en 1896 y 1902. Bautizado con el nombre de Pedro María Carmelo, era Pello Mari el menor de siete hermanos, Manuel (1891-1981), Eusebio (1893-1968), María Rosario (1894-1925), Juan Ignacio (1897-1969), Delfín (1900-l99?), Josefina (1902-1991), y Andrés (1907-1993).
Pello Mari, afectado de polio en su juventud, sufrió de por vida una leve cojera, la cual no le impediría jugar a fútbol ni bailar, de hecho, rescató junto al padre Olazaran el Baile de la Era en su Estella natal. Tras finalizar los estudios de Secundaria en Lekarotz, decide comenzar, al igual que su padre y hermanos, los estudios de derecho en Deusto. El 30 de noviembre de 1930, en virtud del manifiesto de San Andrés se fundó Acción Nacionalista Vasca – Eusko Abertzale Ekintza. Pello Mari se afilia a ANV lo que lo convierte en el único miembro de la familia no afiliado al PNV. ANV es, según lo concibe Irujo, un partido abertzale, esto es, independentista, demócrata y republicano. Partidario de la solución de pactos entre los pueblos europeos como única salida a los conflictos y con un programa social socialista. En su ciudad natal, se convierte Irujo en cronista de La Merindad de Estella, periódico de gran difusión en la ciudad y su comarca. Escritor prolífico, accede rápidamente al Consejo de Redacción del periódico. Irujo aporta al diario una fuerte impronta hasta el punto de que en 1936 se acusará al medio de ser un órgano de ANV y es embargado.
El 18 de julio de 1936 el levantamiento sorprende a Irujo en Deusto. Manuel y Andrés Irujo se hallaban casualmente en Guipúzcoa. El resto de la familia, tras ser capturados en la casa familiar en Estella, son conducidos a Pamplona donde son recluidos, el día 17 de agosto, Juan Ignacio y Eusebio Irujo. Las mujeres de la familia son recluidas en el convento de las Ursulinas de la ciudad. Pilar Elizalde y Mercedes Ortiz darán a luz en cautiverio.
Con Andrés Irujo en la presidencia de la Comisaría de la Junta de Defensa de Guipúzcoa, compuesta por los representantes de todas las fuerzas políticas de la provincia, fue nombrado Pello Mari Irujo letrado de dicha Comisaría, si bien, encargado de la redacción de los oficios, ejerció más bien la labor de secretario de la misma. Con objeto de evitar linchamientos se confinó, entre otros, a Víctor Pradera, Honorio Maura o Joaquín Beunza en el fuerte Guadalupe de Hondarribia. No obstante, a pesar de las medidas tomadas en este sentido, poco antes de la capitulación de Irun algunos de estos hombres serían fusilados por las milicias republicanas.
El crimen de Beunza fue ampliamente manipulado por la propaganda fascista, acusando de ello a decenas de personas inocentes, entre ellos a Andrés y Pello Mari Irujo.
Irujo es capturado en una lancha en las costas de Guipúzcoa cuando evacuaba a un grupo de reconocidos adeptos al movimiento a Iparralde. Entre estos se hallaban los señores de Mondovio, los hermanos Marquina, Manuel Cueva, y un sacerdote. Todos ellos y, fundamentalmente el religioso, abogaron por Pello Irujo, logrando salvarle la vida en el primer momento de la detención, cuando pretendieron fusilarlo sin juicio previo. Tras ser capturado es enviado a la prisión de San Cristóbal, en Pamplona.
Se siguió a Irujo un juicio militar en 1937 bajo la acusación de colaboración en el crimen de Beunza y conspiración contra el régimen. Paradójicamente se le juzga como miembro del Partido Nacionalista Vasco. El abogado defensor esclareció que Irujo no tuvo en ningún momento cargo alguno de responsabilidad que lo convirtiera en rebelde al movimiento, delito del que era presunto culpable; que toda su gestión en los dos meses y medio que duró la resistencia en Guipúzcoa desde el día del alzamiento hasta el 15 de setiembre, se dedicó con ahínco a obtener salvoconductos para personas de derechas, cobrando a algunas de ellas determinadas cantidades al ser puestas en libertad a título de sanciones que les habían sido impuestas, sin que en ninguno de esos actos, el procesado interviniera por su propia autoridad, sino simplemente por el concepto de empleado sin ningún tipo de facultades resolutivas o de autoridad, de mando ni de dirección, ya que ninguna de ellas le competía .
No obstante, en la causa, tras detallar la grandeza del movimiento nacional encabezado por su invicto caudillo, se concluye que Pedro María es un Irujo, y además nacionalista: los nacionalistas y los Irujo han sido hostiles al movimiento nacional, luego Pedro María ha cometido el delito de rebelión militar. Es condenado a muerte por fusilamiento.
Durante siete años permaneció Irujo en la cárcel con la condena a muerte sobre su cabeza. Esto sin duda le marcaría profundamente, tanto psicológica como físicamente. Durante su cautiverio se dedica Irujo a pintar en la cárcel. Más tarde, en el exilio americano, destacara por sus artículos de crítica literaria y artística, siendo incluido por Mauricio Kaperotxipi en su obra Arte vasco, como uno de los representantes de la crítica artística y pintura vasca en el exilio. Finalmente fue puesto en libertad y pudo huir a Iparralde.
Tras la Segunda Guerra Mundial, delegaciones comerciales de Bélgica, Dinamarca, Holanda, Suiza, Italia, Suecia, Inglaterra, Francia y Turquía se habían instalado en Yugoslavia y Checoslovaquia. De este modo, a fin de favorecer un intercambio comercial bajo la protección legal del gobierno de la República, Manuel y Pello Mari Irujo junto a otros representantes de la delegación vasca en París se dirigen a los Balcanes a principios de 1948. Como toda empresa comercial de exportación-importación, se elaboran estatutos que redacta Manuel Irujo quien al mismo tiempo preside la Delegación cuyas sedes serían Belgrado, donde queda Pello como Agregado de Cultura y Prensa de las legaciones de Belgrado-Tirana, Bucarest y Sofía. Las dos restantes legaciones son las de Praga, que preside Juan Manuel Epalza Aranzadi por enfermedad del ministro Climent, y Budapest donde es ministro Guardiola. Entre muchos otros asuntos se baraja la posibilidad de intervenir en la ordenación hidroeléctrica de Yugoslavia.
Manuel Irujo en carta a su madre comenta sobre la gestión de Pello Mari, en funcionamiento las Delegaciones Vascas de Praga, Belgrado, Sofía, Varsovia y El Cairo. “Vamos sobre Rumania y Tanger… se hace con la autorización del Gobierno de la República, con su concurso y solidaridad. Pello Mari ha logrado ya que todos los periódicos de Sofía publiquen varios artículos diarios tomados de la Oficina de Prensa de Euzkadi, la Agencia Vasca de Información. Se ha movido en todas las esferas, en la Universidad, en la Iglesia Ortodoxa, con los sefarditas. Escribe cartas a montones, se queja, critica, pide, reclama, protesta, hace de todo. Le queda tiempo para esquiar, ir a los bailes y a las fiestas teatrales y estudiar ruso.” Logra Irujo que el Gobierno Búlgaro publique un Boletín decenal, que finalmente va a ser semanal, prácticamente redactado de forma íntegra por él mismo, con la información que recibe desde París. En su pasaporte de refugiado se amontonan los visados diplomáticos de Yugoslavia, Triste, Checoslovaquia, Italia, Suiza y Francia. En 1949, cuando los primeros efectos de la guerra fría comienzan a hacer efecto, Pello se dirige a la Argentina. En abril de 1949 llega a Buenos Aires. Se instala en casa de su madre. Un año más tarde, en julio de 1950 muere, anciana, Aniana Ollo.
En Buenos Aires dio comienzo la amistad de Irujo con José Olivares Larrondo (1892-1960) “Tellagorri”, miembros ambos de Acción Nacionalista Vasca. Fruto de dicha amistad nació en 1955 la publicación Tierra Vasca. Eusko Lur. De acuerdo al primer número de la publicación ésta tiene un objetivo, la libertad de la Patria y de los vascos, y un propósito, ser el Hyde Park del nacionalismo vasco. Todo exilado político sin importar su filiación política concreta tenía un rincón reservado en el periódico. Ambos redactaban, recibían los originales, mecanografiaban, corregían, usaban pegamento a fin de agilizar los laboriosos procesos de enmaquetación, reclamaban la publicidad, mantenían la lista de suscriptores y atendían al envío por correo. Pello Mari recordará que durante cuatro años enteros “yo he sido los ojos y las piernas del viejo Tellagorri. Era mi director, un director al que llamaba “Viejo” que es la forma más cariñosa de llamar a un amigo… por su poca salud, su mala vista, por esas piernas fuleras -que, quién lo diría se habían enfrentado a las de Pichichi. Yo le decía ¨quiza no te hayas dado cuenta pero el caso es que de las 24 horas del día trabajamos 48 horas ¨.
Tierra Vasca, al igual que Ekin o el Boletín del Instituto Americano de Estudios Vascos que dirigió su hermano Andrés, mantuvieron durante todos los años de existencia y pese a las duras condiciones económicas a las que se enfrentaban, una edición regular. En 1971, en una nota escueta se avisa que si no se mejoran las aportaciones de Venezuela, México, Canadá, Estados Unidos, Australia, Filipinas, Uruguay y Mar del Plata, tendría que dejarse de publicar. Esto indicaba también, aparte del apuro económico, la universalidad de Tierra Vasca el cual asimismo se distribuía clandestinamente en Euskal Herria. En 1973, explica Irujo, “el despacho a México y Venezuela de 21 pesos argentinos ha subido a 46 pesos”, lo cual está fuera de su alcance. Debido a esta crisis, a partir de 1973 el periódico se traslada a la avenida Belgrano 1144, esto es, a la sede del Laurak Bat.
Se encargaba Irujo de la redacción de “Pajaritos”. Dicha sección ocupaba las páginas finales del periódico. Hablaba con pinzas, en un tono ácido, corto, certero pero pleno de información y actualidad que son las bases de un buen periodista. Los lectores buscaban ávidos las chispeantes e ingeniosas observaciones que a modo de refranes, reflejaban todo el dolor y la esperanza de los vascos en los años que van del 1960 a 1977. “Pajaritos” significaba, y quizá en eso la edad le advirtió del esfuerzo, una lectura profunda de toda la prensa europea, latinoamericana y española, además de la información que le proporcionaba la Oficina de Prensa de Euzkadi del Gobierno Vasco, Radio Euskadi instalada por aquil tiempo en Venezuela, y lo que contaban las gentes vascas que iban y volvían de Euskadi, y a las cuales, interrogaba afanosamente.
Tierra Vasca dejs de editarse en Buenos Aires y pasó a imprimirse en Caracas, para ser posteriormente editada en Bilbao. Pello Mari regresó a Euskadi, atravesando la muga junto a su hermano Manuel, en marzo de 1977. Cruzó la frontera tras 38 años de exilio, en mi coche, una camioneta Renault 12 con una pequeña valija como único equipaje de todo su exilio, en la que venía, ademas de sus exiguas ropas, una colección de Tierra Vasca, junto Xabier Irujo Amezaga, su sobrino-nieto, Iñaki Anasagasti y Peru Ajuria . Aunque se negó a aceptar la candidatura por Acción Nacionalista Vasca en Navarra, se presentó en Bizkaia. En estos últimos años de su vida sirvió de secretario, confidente y enfermero de su hermano Manuel cuando éste, en 1980, comienza a presentar los primeros síntomas de enfermedad. Pello Mari murió en 1983 víctima de una afección cardíaca, consumido por el dolor de que Navarra no formara parte del proyecto vasco. Como escribiría Martín de Ugalde se ha ido, no como Tellagorri que murió en el exilio, sino del dolor de regreso, a veces más amargo.
Arantza AMEZAGA
Xabier IRUJO