Euskal Erbesteen Kultura – La Cultura de los Exilios Vascos

Nuevo libro sobre Pilar de Zubiaurre

By on 2014/11/20 in Editorial, Reseñas
Portada del nuevo libro sobre Pilar de Zubiaurre.

Portada del nuevo libro sobre Pilar de Zubiaurre.

Epistolario de Pilar de Zubiaurre (1906-1970).
Edición, introducción y notas de Iker González-Allende.
Woodbridge: Tamesis, 2014. xxvi + 414 páginas.
ISBN 9781855662766.

Este libro recoge 188 cartas inéditas que, desde 1906 hasta 1970, Pilar de Zubiaurre (Garai, Bizkaia, 1884 – Ciudad de México, 1970) escribió y mayormente recibió de numerosos intelectuales y artistas del ámbito hispánico, desde José Ortega y Gasset hasta Zenobia Camprubí y María Martos de Baeza. La mayoría de las cartas incluidas en el volumen se hallan conservadas en el Archivo del Museo de Bellas Artes de Bilbao. El libro se abre con una introducción de su editor, Iker González-Allende, en la que presenta la relevancia de Pilar de Zubiaurre en la cultura de la época, no sólo por los artículos que escribió en el periódico Bizkaitarra en 1909 y en la revista Euzko Deya: La voz de los vascos en México entre 1944 y 1958, sino también por su labor en cinco actividades principales: ejerciendo como marchante de arte de la pintura de sus hermanos Valentín y Ramón, organizando tertulias conocidas como «los sábados de los Zubiaurre», colaborando en proyectos culturales y sociales como la creación de Hermes: Revista del País Vasco (1917-22), participando en el Lyceum Club Femenino y manteniendo una amplia y variada correspondencia epistolar durante toda su vida. Seguidamente, González-Allende incluye un apartado sobre la teoría y práctica de la correspondencia epistolar, en el que apoyándose en teóricos como Roxana Pagés-Rangel, Enric Bou, Claudio Guillén, Patrizia Violi, Janet Gurkin Altman y Liz Stanley, entre otros, explica las características generales de la comunicación epistolar a partir de ejemplos concretos de las cartas incluidas en el volumen. Así, subraya el componente literario o de ficción que pueden presentar algunas cartas, la ruptura entre lo privado y lo público, la presencia del destinatario en la carta, las intertextualidades, el pacto epistolar entre los corresponsales, el aspecto oral de las misivas, los problemas de comunicación o malentendidos y los mecanismos para acortar las distancias espaciales entre los corresponsales y crear una unión más íntima. En la introducción también se analizan las ideas principales de las tres secciones en que se dividen cronológicamente las cartas del libro: cartas de juventud (1906-1935), cartas durante la Guerra Civil (1936-1938) y cartas durante el exilio (1938-1970).

En las cartas escritas durante la juventud de Zubiaurre se aprecia la activa vida cultural española durante las tres primeras décadas del siglo XX. La sección se divide en cinco apartados atendiendo a los autores de las cartas y la tipología de las mismas: cultura vasca, cultura española, arte y pintura, amigas y familiares. Como indica González-Allende, en estas cartas «se aprecia la utilización de la correspondencia epistolar como actividad social para afianzar lazos de amistad, pedir favores y relacionarse con intelectuales de la época» (pp. 18-19). Así, desde Londres Concha Méndez le informa a Zubiaurre de sus proyectos literarios y de los de su marido, Manuel Altolaguirre; Jesús de Sarría le agradece la promoción que realiza de la revista Hermes, mientras que Azorín, Gabriel Miró y Ortega y Gasset le responden en relación a las reuniones y eventos culturales que organizaba. Otras cartas más largas, como las del escenógrafo Manuel Fontanals, incluyen reflexiones personales sobre temas diversos como la amistad, la franqueza o la vida en el campo. Varios músicos y compositores como José Antonio de Donostia y Andrés Isasi le escriben en contestación a su solicitud de canciones para actos culturales. En la correspondencia que Zubiaurre mantuvo con los pintores de la época, sobre todo con artistas vascos y catalanes como José de Togores, Aurelio Arteta y Pilar Montaner de Sureda, se menciona la venta de cuadros, se hace referencia a estilos artísticos y se habla de exposiciones y de la Asociación de Artistas Vascos. Las cartas familiares que Zubiaurre envía a sus hermanos demuestran cómo se ocupaba de guiar sus carreras pictóricas por medio de consejos estilísticos. En las misivas de marchantes y galerías de arte estadounidenses se aprecian los esfuerzos de Zubiaurre por organizar exposiciones de sus hermanos en el extranjero y trazar lazos transnacionales entre España y otros países. Finalmente, en el apartado de amigas personales destacan las cartas de Elvira Valentí de Farreras, interesantes para conocer la vida de una mujer de la burguesía catalana.

Pilar  de Zubiaurre con su esposo y su hijo Leopoldo.

Pilar de Zubiaurre con su esposo, Ricardo Gutiérrez, y su hijo Leopoldo.

La segunda sección del libro, dedicada a las cartas escritas durante la Guerra Civil española, revela los esfuerzos propagandísticos de los intelectuales republicanos y las dificultades de la vida cotidiana en la retaguardia. González-Allende señala que estas cartas manifiestan «el predominio de la función afectiva, la necesidad de mantenerse en contacto con los seres queridos» para contrarrestar la inestabilidad política y personal causada por la guerra (p. 25). En estas misivas el sufrimiento es una constante debido a la separación geográfica de los familiares y el desconocimiento del paradero de los seres queridos. Las cartas de esta sección se dividen en dos apartados: las de amistades y las de familiares. En las primeras se mencionan las labores culturales que se realizaban en la Casa de la Cultura de Valencia, donde se hallaban alojados Zubiaurre y su esposo. Las cartas del político Ángel Ossorio y de Zenobia Camprubí manifiestan sus esfuerzos por dar a conocer la causa republicana en el extranjero, en Argentina y en Estados Unidos, respectivamente. La carta de Asita de Madariaga, hermana del intelectual Salvador de Madariaga, resulta de especial interés porque comenta la situación política y anticipa el estallido de la Segunda Guerra Mundial. En las cartas familiares que Zubiaurre envía a su madre y hermanos, los cuales permanecían en Madrid, dominan cuatro temas principales: los bombardeos, la escasez de alimentos, los problemas de salud y la venta de cuadros de Valentín.

La tercera sección, la más amplia del libro, recopila las cartas escritas durante el exilio de Zubiaurre (1938-1970). En opinión de González-Allende, las dos principales funciones de las correspondencias epistolares en esta época son la informativa y la terapéutica (p. 31). Las cartas sirven para comunicar a los que se encuentran lejos las vicisitudes personales y familiares, así como las situaciones de los amigos comunes y los acontecimientos relevantes en el país. Además, estas misivas resultan terapéuticas para la persona exiliada porque ésta puede sentir que sigue en contacto con su tierra y que sus seres queridos continúan estando presentes en la distancia. Las cartas de esta sección se dividen en cuatro apartados: cartas desde el exilio, cartas desde España, cartas de amigos americanos y cartas familiares. En el primer apartado sobresalen las misivas de relevantes personalidades de la Segunda República, como Ángel Ossorio y el presidente del Gobierno Juan Negrín, del psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora y de mujeres intelectuales como Zenobia Camprubí, María Martos de Baeza y María Luisa Urgoiti de Angulo. En estas cartas, escritas desde Estados Unidos, Francia y Latinoamérica, se ofrece información sobre las comunidades de los republicanos exiliados y su visión del franquismo. Así, Martos de Baeza relata cómo los exiliados en Buenos Aires se reúnen en el Centro Republicano o en sus casas para transmitirse y comentar noticias de España.

Las cartas que Zubiaurre recibe desde España demuestran que el exilio afectó asimismo a los que permanecieron allí al estar separados físicamente de amigos y familiares exiliados. En este apartado se recogen cartas de mujeres de escritores o pintores como Rosa de Ortega y Gasset, Enriqueta Echevarría y Nita de Belausteguigoitia, así como las de autores como Ernestina de Champourcin, Carmen Baroja y el marqués de Lozoya. Las cartas de Martos de Baeza son las más numerosas y relevantes por su longitud y contenido. En ellas se aprecian sus esfuerzos para que se reconozca en España la obra de los exiliados. Asimismo realiza duras críticas a ciertos aspectos de la España franquista como la censura, la hipocresía religiosa y la murmuración, aunque también resalta algunas realidades que considera positivas como el crecimiento de Madrid, el aumento del turismo y la vida cultural. En el apartado de los amigos americanos, se incluyen cartas de la educadora estadounidense Susana Huntington de Vernon y de la intelectual argentina Angélica Mendoza. En sus cartas Huntington le comunica a Zubiaurre sus intentos de venta de los cuadros de Valentín en los Estados Unidos y le da información sobre diversos exiliados españoles. El volumen se cierra con las cartas familiares entre Pilar de Zubiaurre, sus hermanos y su madre. En ellas, Zubiaurre muestra el afecto que siente por sus hermanos y el deseo de verles, Ramón manifiesta su espiritualidad y estoicismo, mientras que Valentín se preocupa por la salud de su hermana, comenta las excursiones que ésta realiza en México, hace mención de su testamento y comenta los cuadros que está pintando y sus próximas exposiciones.

Epistolario de Pilar de Zubiaurre (1906-1970) es un libro que permite aproximarnos a la vida y obra de personalidades punteras de la España del siglo XX, desde políticos y escritores hasta artistas, intelectuales y pintores. Además, recupera la voz de numerosas mujeres exiliadas que a pesar de no haber publicado en vida y, por lo tanto, hallarse hoy en día relegadas al olvido, estuvieron inmersas en el ambiente cultural español antes y después de la guerra. Estas cartas demuestran que las mujeres fueron esenciales en la transmisión de noticias e informaciones entre las comunidades exiliadas y España. Al incluir cartas escritas desde Europa, Australia, Estados Unidos e Hispanoamérica, el libro también prueba la vívida red de lazos transatlánticos que existía en las élites intelectuales españolas de la época. Este libro puede interesar a un público muy amplio, desde los especialistas académicos hasta el lector común. Por un lado, los investigadores de la cultura y la historia españolas del siglo XX pueden hallar fuentes de información en estas cartas, tanto del ambiente cultural de los años diez, veinte y treinta, como de la Guerra Civil, la dictadura franquista y el exilio republicano. Los estudiosos de ciertos autores como Zenobia Camprubí y Concha Méndez también pueden encontrar información que les resulte relevante. Igualmente, los historiadores del arte pueden descubrir muchos datos sobre numerosos pintores y el arte del siglo XX. Finalmente, el libro resulta de interés para los que investigan el género y la situación de la mujer, las autobiografías, los estudios transatlánticos y/o los estudios vascos.

Hamaika Bide

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